La económica debe ser comprendida por toda persona que
entre y participe del circuito de creación y/o producción de bienes y
servicios.
No comprender el sistema al cuál uno aporta su esfuerzo
-en muchos casos su sacrificio- es el comienzo de una muy mala relación con
los elementos del sistema, tanto físicos como humanos, con los cuales se
participa del desarrollo individual y colectivo. Si el hombre no comprende
qué está haciendo, cómo lo está haciendo y para qué lo está haciendo y si
este proceso es el proceso más acaparador y cotidiano del desarrollo de su
propia vida... comenzamos mal, muy mal, la relación de nuestras personas a
cualquier tipo de actividad, sea propia o ajena, sea rentada o gratuita, sea
útil o de cualquier tipo o calibre.
Comprender la Teoría de la Necesidad y su
aplicación como Eficientismo Social, es el primer paso para
una integración a cualquier mercado socio-económico y el inicio de una
participación activa plena individual al proceso creativo-productivo que la
sociedad y sus propias necesidades le exigen a los individuos que son el
elemento real, efectivo y excluyente de la creación y de la producción
humana.
Las dos premisas presentadas llevan a la persona a
comprender los límites conceptuales máximos y mínimos entre los
cuales se va a desarrollar económica-mente dentro de los procesos
socio-económicos de los que participe:
1- Máximo esfuerzo humano cuando tiene una necesidad
concreta y real, individual y/o social que satisfacer.
2- Mínimo esfuerzo humano cuando no existe necesidad
concreta y real que satisfacer.
Y como extensión podemos también incluir:
3- Máxima explotación de la tierra cuando se le extraen
elementos que son de fácil reproducción por la tierra misma.
4- Mínima explotación de la tierra cuando los elementos
extraídos son de difícil o imposible reproducción por la tierra misma.
Los máximos empujan la eficiencia social hacia
niveles muy altos de satisfacción y riquezas, los mínimos los deprimen.
Aquí están planteados, en pocas palabras introductorias,
los límites máximos y mínimos dentro de los cuales vamos a
acotar al Capitalismo de Trabajo y Producción.
Este capitalismo actual por no tener límites y por haber
asumido el libre albedrío y a la libertad e independencia de otro sistema de
relaciones políticas y sociales de derechos humanos, se constituyó en un
laissez faire laissez passer casi sin límites. El asumirse en principios y
en valores de "otro" sistema de convivencia hizo que el capitalismo dejara
toda la creación y producción económica a fuerzas liberadas al que pase
cualquier cosa y así decantó y se prostituyó en financismo, sistema que se
ha transformado en el cáncer del capitalismo de trabajo y producción,
ergo, de la explotación de todo trabajo productivo y útil.
El financismo es un sistema distinto de
apropiación de todos los beneficios económicos producidos por el capitalismo
de trabajo y producción que utiliza otras formas y técnicas -financieras,
sociales, de mercados económicos, de relaciones de todo tipo que veremos a
lo largo de esta obra- para apropiarse de los rendimientos reales de la
actividad humana.
Todo lo que se activa económicamente y que produce
cualquier tipo de resultado o diferencia por la utilización de la tierra o
del esfuerzo del ser humano es objeto efectivo o potencial de apropiación
por parte del financismo, y es un cáncer que a lo largo de esta obra iremos
desmenuzando para recomponerlo en una nueva expresión que integre un
sinnúmero de otras variables humanas, ambientales y existenciales dentro de
una economía más amplia e integradora que las considere y con un capitalismo
acotado por las experiencias pasadas y por las necesidades actuales del ser
humano.