La debilidad en la que fue cayendo
progresivamente la economía actual como disciplina del pensamiento -no
científico- la ha permeabilizado para ser penetrada por otros sistemas
produciendo desfasajes y requerimiento alienante -foráneo- de macro sistemas
de convivencia enfermos que la han infectado.
La política, los reacomodamientos institucionales
públicos a las pretensiones políticas y del sistema financiero y otras
exigencias supra económicas ante una economía débil como pensamiento y
como ciencia, le han dado formas que no son las propias ni las que
debería tener.
Como es con la humanidad, la que desde sus necesidades y
desde sus propios impulsos para satisfacerlas se transforma en el factotum
de la economía, ella también queda rehén de estos sistemas que en muchos
casos están enfermos por sus propias gravitaciones.
La humanidad busca su huella a diario y consigue día a
día afianzarse. La economía con un aporte creativo de ideas y de nuevas
formas también podría centrarse para ser absolutamente útil a la humanidad
en los términos en los que ésta realmente lo requiere y necesita. Pero su
relación inmediata con sistemas enfermos -políticos, institucionales,
financieros- solo le permite derrumbarse cada vez más en sus propias
inoperancias y deficiencias forzadas por este tipo de relaciones, como lo
vemos a diario.
La política debe transformarse nuevamente en pensamiento
antes de la acción. Las instituciones públicas deben restringirse a ser
simples administraciones públicas de las necesidades del Soberano, y como lo
venimos presentando, el sistema financiero debe subordinarse a los
requerimientos del ser humano activo en cosas útiles y a los producidos de
la tierra.
La humanidad avanza, muchas veces a los tumbos y a
ciegas, de estados de enfermedad a estados de salud circunstanciales,
la economía de un estado de ignorancia y falta de interpretación de su
propia identidad y valía a un estado de renovación, universalización y
esplendor y a todo aquello que la tiene enferma hay que dejarlo morir en su
propia enfermedad.
Así vemos este mundo de relaciones de macro sistemas
interactuantes e hiperinfluyentes unos sobre otros.