Existen definiciones de Libertad e Independencia
para todos los gustos, inclusive justificaciones que condicionan algunas de
estas definiciones a conceptos contrapuestos.
Al presentar la Teoría de la Necesidad y el
Eficientismo Social como modelo económico que se basa en una Real
Democracia y en una efectiva movilización individual y social hacia la
creación y producción, las dos variables de Libertad y de Independencia son
fundamentales y condiciones necesarias a definir porque son las coordenadas
de acción natural del ciudadano de trabajo y estudio gobernándose y
gobernando en el orden público también.
Libertad es la impresión o expresión del proceso
creativo-productivo del ser humano sin el condicionamiento del miedo.
Independencia es la expansión del ser humano hasta el
límite que le impone otro ser humano, una cosa, un sistema y/o una idea.
Si se tiene miedo de aprender o de enseñar,
si se tiene miedo de crear o producir, si se tiene miedo
de cambiar o reajustarse con naturalidad a una situación de necesidad nueva,
si se tiene miedo de relacionarse con otros o de presentarse
ante un juez o un policía, el sistema está restringiendo la Libertad.
Si un ser humano o una sociedad desea expandir lo que
sabe, lo que comprende, lo que hace, y encuentra una limitación externa
impuesta o asumida, que le pone un freno consciente y/o inconsciente a su
expansión, tiene un límite y una restricción en su independencia
individual o social, que lo hace llegar solo hasta "ahí".
La humanidad crece a los tumbos, condicionada y
amordazada a sistemas de miedos y a sistemas limitativos de la expansión
social e individual.
El precio de vivir en una sociedad multitudinaria y
multifacética, encuadrada en uno u otro tipo de gobierno, que a su vez tenga
una estructura organizativo-administrativa bien o mal definida, no puede y
no debe ser pagado con el condicionamiento de la Genialidad Humana,
como está sucediendo, ni tampoco con robarle a la Tierra sus riquezas
no recuperables y en su estado natural, como también viene pasando.
El precio que pagamos para satisfacer necesidades
ficticias im-puestas por el mundo desarrollado o impuestas por determinadas
sociedades o grupos de éstas permeables a cualquier destello de riquezas, no
deberían ser pagados por el control premeditado o por la manipulación
extorsiva de La Semilla, ni por el dónde, cómo, cuándo y cuál
semilla genuina germinar o cultivar.
La Necesidad es la Madre de la Acción y solo
aquél que necesita sabe cómo y cuándo actuar para
cubrir su necesidad.
Lo que la sociedad puede y debe hacer, es facilitarle los
elementos y sistemas para potenciar su propio desarrollo, y no
restringirlo, condicionarlo o amordazarlo a sistemas impuestos, o más aún no
distraerlo con otras justificaciones que nada tienen que ver con lo
concreto, lo inmediato y lo real de la necesidad insatisfecha.
El ser humano debe ser educado en la actitud y conducta
de enfrentarse a la acción desde la inquietud personal y propia de cómo lo
hago, cómo me acciono; cómo me integro al resto, y aprender y comparar así
otros métodos y formas de hacer las cosas.
La semilla de la tierra y la inspiración humana,
semilla del Ser Humano, deben necesariamente crecer en suelo fértil y la
potencia y potencialidad de esa fertilidad, en ambos suelos, es el
nivel de libertad y la independencia que el Ser Humano tenga para funcionar
con su proceso creativo-productivo en bien del Gran
Pueblo de la comunidad mundial.