TEORÍA DE LA NECESIDAD - El Eficientismo Social -
                      Una Economía  de Todo y para Todos.    Prof. Mauricio Jorge Yattah

  11 - Actividad Improductiva  Audio - Imagen MJY

Al rendimiento de la actividad podemos considerarlo desde dos ópticas:

1- la individual, si satisface las necesidades de la persona es suficiente para que sienta que su esfuerzo es productivo; y

2- si es útil para la sociedad, es decir que si el trabajo que realiza le sirve a otro ser humano para satisfacer sus necesidades.

Desde lo individual, la actividad siempre es productiva, aunque no se vea el rendimiento efectivo. ¿Por qué? Porque toda persona activa tiene sus propias razones, motivadores y beneficios personales valorados por ella misma que han hecho que se activara, acción que se produjo solo activada por una necesidad. Recordemos que la necesidad es la madre de la acción.

La actividad de rendimiento social, tiene su punto de transferencia o de valor del esfuerzo realizado al ser evaluado por otra u otras personas y su incidencia creativo-productiva puede o no ser considerada por los terceros como válida y provechosa o inútil.

La suma de esfuerzo de un individuo evaluada por si mismo o por otros que consumen, utiliza o desperdicia esos esfuerzos debe ser considerada seriamente ya que afecta al agregado del trabajo de la comunidad que se beneficia o no de él. Esta actividad también puede ser productiva ó improductiva, y es esfuerzo y participación social al fin.

Actividades de ciudadanos que ocupan puestos de trabajo en la elefantiasis financiera -países con más de un 30% de su Producto Bruto Nacional- son improductivas y en su mayoría aportan al sistema que no deberían aportar, al financismo, lo que implica una necesaria relocalización laboral a futuro. Igualmente aquellos ocupados por la enorme estructura administrativa pública que tienen los estados -caso argentino 2.500.000 funcionarios públicos nacionales, provinciales y municipales; el 25% de la fuerza laboral-.

El exceso que sufren mercados de servicios a la comunidad por algo muy natural como las modas, nos demuestra lo volátil y sensible que son los mercados libres cuando se exageran sus dimensiones; estructuras que en su mayoría de un día a otro y como por arte de magia desaparecen y son consumidas por el olvido, así el mercado se desinfla y es un gran fiasco, generando impactos de desestabilización entre la verdad de su realidad concreta y la mentira de su idealidad abstracta todas éstas relacionadas al mercado laboral en donde trabajan personas con todas sus cualidades y percepciones y necesidades sensibles y emotivas.

Estas personas sufren estos ciclos de equilibrios y desequilibrios existenciales individuales, familiares y sociales, producidos por la economía macro y micro y sus vaivenes desestabilizadores.

Pero, a su vez, lo maravilloso de mercados realmente libres es la espontaneidad de sus reacciones y lo increíble de esta espontaneidad es que se produce por la suma, casi automática, de infinitas voluntades y percepciones de personas que deciden en cadena, pero de manera atomizada, llevar el mercado hacia un lado o hacia otro. Muchas de estas decisiones en cadena se producen con premeditación y percepción anticipada siendo parte del poder que tiene la gente, de su experiencia y de la potencia de concentración o de dispersión del mercado.

Este movimiento de mercado libre, si es realmente libre, sería un indicador eficiente y muy eficaz para medir la voluntad y las intenciones de desarrollo de una comunidad, pero, desafortunadamente, y en la actualidad éste no es el caso ya que podemos decir que casi no existe mercado económico que no tenga fuertes presiones tendenciosas de grupos y políticas públicas que imponen a gusto y placer dirigirlo.

La improductividad social de una actividad debe analizarse en términos de absoluta eficiencia, efectividad y oportunidad. No así la del individuo que puede hacer con su acción lo que le plazca por ser campo exclusivo de su persona.

Cuando vemos el despilfarro nacional, en dónde esta la mayor carga de trabajo inútil, los argentinos deberíamos mirar solo hacia La Función Pública, hacia el SIA Sistema Institucional Argentino.

Ver que del presupuesto nacional, provinciales y municipales en su caso, la mayor parte del esfuerzo económico y financiero de los ciudadanos de trabajo se aplica al Rubro Sueldos y Servicios Sociales de los Empleados Públicos o a un rubro que podemos llamar "Gastos Inútiles para Mantenimiento de Estructuras Inútiles en la Prestación de un Servicio a la Comunidad que jamás llega o que si llega viene degradado o es absolutamente inútil" dejando magros porcentajes de los aportes ciudadanos para cubrir el servicio específico para el cual la Institución fue creada, para el bien de la comunidad; este es uno de muchísimos agujeros que nos demuestra la inutilidad y el desperdicio del esfuerzo nacional.

Existen estructuras institucionales públicas que sobreviven por medio de una compulsión y coacción inaudita y ciega a la ciudadanía, existen por un manejo extorsivo de elementos como la culpa social, la coerción y coacción institucional, la reificación, la imposición de la legalidad sin legitimidad, etc. y así el ciudadano se ve compelido a aceptar y a mantener esa estructura pública que solo es un gran negocio para la estructura política corrupta y enferma nacional.

El trabajo improductivo es un punto muy importante a considerar en los rendimientos genuinos del trabajo de la sociedad toda ya que resta y juega en contra de la acumulación positiva del trabajo socio-productivo de toda la comunidad.

Unido a este tipo de trabajo improductivo, el del servicio público estéril, se agrega el del servicio financiero, y otros. Vayamos sumando entonces el universo de personas que trabajan para funciones y en tareas no productivas para la satisfacción de necesidades concretas y llegamos a sentir el peso que cada trabajador productivo tiene y carga sobre sus espaldas de conciudadanos que poco o nada le representan a la sociedad, hablo, por supuesto, de trabajo en áreas estériles, no del ciudadano como trabajador y como individuo social útil que está cumpliendo su función.

Si a eso se le suman las actividades profesionales conexas como abogacía, contaduría, gestorías, consultorías, y la economía como servicios encadenados, la lista de una humanidad trabajando casi literalmente para la nada es enorme, si la nada es el aire que se le inyectó durante décadas a actividades creativas y productivas estériles para la satisfacción de necesidades básicas y primarias humanas que aún siguen insatisfechas.

Por supuesto que muchos de mis colegas dirán que tan solo miremos el esfuerzo y el trabajo real que realizan a diario y los beneficios que producen en facturación, en ayudar a otros, en que "las cosas sigan adelante", es cierto, pero el aporte es a sistemas construidos para abultar estructuras económicas estériles y a procesos abstractos que solo construyen ineficiencias e ineficacias alrededor de actividades genuinas de progreso económico. Estos profesionales ayudan a que "el árbol" siga creciendo torcido.

Es simplemente aplicar la Teoría de lo Obvio, algo que a la larga o a la corta, si los mercados fueran realmente libres y no condicionados y tendenciados por la política y por intereses particulares fuertemente arraigados en sus propios beneficios financieros y en contra del bien común como principal fin de toda acción colectiva ética y moralmente imprescindible como sucede en la actualidad, limpiarían por sí solos. Aún con estas presiones impuestas para dirigirlos con políticas financieras y coyunturales "evita crisis" la realidad se va imponiendo y purificando las actividades y los mercados inútiles por la sensatez de miles y miles de voluntades ciudadanas que ven o que sienten la inutilidad a la que están expuestas.



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