Decimos que el capitalismo de trabajo y producción ha
sido subyugado, devorado por otro sistema de captación de rendimientos
financieros, el financismo; el paisaje de esta transformación lo tenemos a
la vista en todo lo que hacemos, en los resultados que obtenemos a diario,
en las imágenes de riquezas y de pobrezas, de faltas y de indigencias, y de
pérdidas irrecuperables que se siguen escondiendo maliciosamente debajo
de la alfombra cada vez que se justifican acciones de explotación en
cualquiera de sus formas, formas impuestas por el financismo o por su
progenitor el capitalismo antropófago y salvaje, el capitalismo sin
límites.
¿Cómo invertir la imagen y el paisaje actual que tenemos?
Muy fácil, incluir en la economía las ciencias sociales
todas, imbuirla de valores humanos y lanzarla a un brainstorming
de tal magnitud y poder de acción que el pensamiento retrógrado y mezquino
de hoy quede sepultado en los pasos perdidos de un ayer que todos queremos
olvidar.
Un pensamiento universal con las visiones aportadas por
todas las disciplinas que piensan al ser humano como tal -íntegro y
total- va a terminar con el pensamiento económico único, con el
pensamiento económico secuencial y con el pensamiento económico mezquino y
unilateral.
Incorporar a la economía dentro de las ciencias sociales
que es en donde debe estar y no en la posición de pseudo ciencia exacta,
todo poderosa y omnipresente que es de donde la debemos sacar.
Reiteramos, economía es acción humana, humana desde toda
su integridad y no tan solo desde su pensamiento y maquinación mental.
Economía es visión y pensamiento de la actividad del
hombre y de la mujer.
Una nueva imagen, un nuevo paisaje, una nueva vida de
relación activa humana y universal.
El cambio de imagen nos lleva a nuevos objetivos y nuevos
horizontes, y éstos a nuevas formas de desarrollo físico y humano. Un nuevo
paisaje nos ordena en los haceres, en nuevas producciones y en nuevas cosas
desde donde vivirlas y disfrutarlas.
Sacar, limar, restringir los instrumentos
intrusivos del financismo es un primer paso del cambio de paisaje.
Limitar, cambiar y reorientar la economía de profundidad con
todo su producido y desarrollo es un segundo paso. Instruir, educar y
cultivar en el ser humano actual el sentido de que no todo se
puede hacer libremente, sino que existen reglas ambientales y humanas
que hay que respetar para que el capitalismo de todos no se
transforme nuevamente en el capitalismo de pocos, es otro paso en el sentido
correcto.
Así, en un paso a paso con una amplia comprensión de lo
pretérito vivido en los últimos siglos y de un conjunto de nuevas visiones
que construyan imágenes de nuevas formas de convivencia y actividad en un
presente que nos lo viene exigiendo es como vamos a recuperar y remoldear un
capitalismo de todo y para todos.