De qué sirve tener un área de pensamiento como la
psicología que se encargue solo de una parte de la problemática psicológica
del ser humano, de qué sirve construir una filosofía o una física que solo
trabaje con parte del universo y no con el todo que el pensamiento o la
materia tienen para presentarse íntegros. Así el pensamiento económico
se ha cómodamente establecido en un sector del universo total para trabajar
solo en sus especulaciones.
Solo una parte: "los recursos escasos",
los humanos productivos, los espacios continentales en donde existen
"riquezas", la actividad humana que rinde y que puede ser transferida a
alguien que la atesore, o la ciencia y la tecnología que dé negocios y que
pueda crear diferencias financieras que se puedan acumular, etc.,
éstos son los límites confortables dentro de los cuales los economistas
actuaron y actúan.
En este pequeño discurso, manda la teoría de lo
obvio, el sentido común, y las intenciones de cambios que cada
lector tiene y puede proyectar desde su posición de vida y de actividad, y
desde aquí se proclama la necesidad de que la economía incluya a todo
lo que existe y nos incluya a todos los seres humanos, que somos
seres activos y en una permanente y constante búsqueda de realizaciones que
sabemos que son el motor necesario para nuestro propio y social desarrollo y
progreso.
Desde estas pocas líneas se le tira el guante a la
economía para que se constituya en lo que debe ser dejando atrás su
posición cómoda y especulativa como justificativo de intereses mezquinos y
limitados del objeto social e intelectual que le debería dar
concepción de ciencia, estatura aún inalcanzable para los esfuerzos
y resultados que hasta hoy a conseguido.