TEORÍA DE LA NECESIDAD - El Eficientismo Social -
                      Una Economía  de Todo y para Todos.    Prof. Mauricio Jorge Yattah

  27 - La moral y la ética, dos variables no reprogramables ni negociables 
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Entre tantas cosas que estudiamos dos quedan claras: la moral y la ética -valores y principios- son patrimonio exclusivo del Ser Humano; mientras que las instituciones, cualesquiera que ellas sean, tienen objetivos institucionales, y estos solo se conectan con los valores y los principios humanos a través de las personas que trabajan en ellas. Es decir que las instituciones no actúan desde su moral y desde su ética, porque no las tienen, sino desde sus objetivos y necesidades institucionales.

Los sistemas de organización humana, las instituciones, son convenciones entre partes, son acuerdos de voluntades que deciden integrarse y actuar en función de elementos que establecen que deben ser comunes a los integrantes de esos sistemas e instituciones. Son, entonces, convenciones políticas, abstractas y altamente volátiles condicionadas a los resultados que los miembros obtienen en función de los objetivos planteados institucionales y los esfuerzos de aquellos puestos sobre éstos y a los cambios coyunturales que las instituciones tienen.

La institución pervive en tanto esos objetivos sean cumplidos y den rédito al universo de personas para las cuales la institución fue creada. En este punto la corrupción institucional entra a jugar en el sentido en que puede la institución persistir y permanecer activa aún si no cumple con el bienestar y el bien que le debe al universo de personas que debería beneficiar, pero que SI sigue beneficiando -cambiados sus medios y distorsionando sus fines y objetivos- a las dirigencias que la pilotean y a personas que trabajan en ellas o sujetos que las necesitan desde afuera para llevar adelante sus delitos públicos o privados.

Es decir que la supervivencia de la institución está asegurada aún si sus objetivos no se cumplen para todos sus miembros y para la ciudadanía para la cual fue creada para servir y beneficiar. Esta institución desfigurada se sirven de sistema de rendimientos financieros -sus cajas-, de relaciones sociales e institucionales, de "contactos económicos" de sus cúpulas dirigenciales que las administran en beneficio propio y de aquellos que trabajan y viven de ella.

A diario se demuestra que hay personas que se juntan para producir acciones conjuntas para satisfacer necesidades específicas, personas que vienen imbuidas de sus propios valores y principios naturales y que cuando se constituyen en institución o en sistema abstracto y político a la larga esta abstracción reglan con sus imposiciones inclusive el valor moral y ético de sus miembros.

Cuando no es así, es decir cuando la institución y/o el sistema no cumple con los objetivos humanos para los cuales fueron ideadas y construidas, o cuando las dirigencias tuercen los procesos y procedimientos administrativos explícitos se van construyendo mecanismos ocultos de relación y de beneficios distintos al bien común -actos de corrupción institucional ó actos de delito privado y público- la institución, aún así, persiste y sobrevive pero cambia sus objetivos y resultados, y por cambiarlos comienza inversamente a modificar los valores y principios morales y éticos de todos sus miembros administrativos y después los de las bases sociales con las que se relacionan. Todos se hacen funcionales, muchas veces sin saberlo, a las directivas cambiadas que se dictan desde la cúpula y de la dirigencia prostituida.

La lucha contra la corrupción pública y privada -esta última es delito simple y llano ya legislado y penado, la primera no- es parte de este marco de relaciones, en el cual los ciudadanos -los REALES Soberanos y primeros y últimos beneficiarios de las instituciones- son a su vez los primeros y últimos damnificados y maltratados por la desfiguración institucional. Esta situación, si se perpetúa, también cambia, altera y hasta hace desaparecer todo valor moral y todo sentido ético que las bases sociales deberían educar, cultivar y potenciar y sobre los cuales activarse, esta es la condición actual de relación entre las sociedades todas y las instituciones políticas, económicas y muchas de las sociales también.

Moral y ética es entonces, área exclusiva del varón y de la mujer, es área exclusiva de trabajo de la familia, de los distintos agregados sociales y de la sociedad en su conjunto. Es responsabilidad ineludible y fundamentalísima de las instituciones madres públicas que constituyen nuestros gobiernos nacionales, provinciales y municipales que a pesar de estar hoy gobernadas por la corrupción institucionalizada, sus miembros actúen para recuperarlas y enmarcarlas nuevamente dentro del valor y del principio moral y ético ciudadano.

Es responsabilidad exclusiva de la gente controlar que éstas no "distraigan" sus actividades y objetivos hacia la corrupción y el maltrato público.



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