El capitalismo debería haber nacido con conceptos
sostenidos y expandidos de libre empresa, de libres mercados, de igualdad de
oportunidades, de libertad de expansión, de condicionamientos iguales para
iguales necesidades, de valores y de principios humanos en la distribución y
consumo de los producidos de la tierra y del poder del Ser Humano.
Debería haberse autolimitado en la utilización y
reutilización de recursos, en la utilización y concepto del límite en la
explotación de la tierra y del trabajo humano, y debería haber
dimensionado la ingerencia de la política y de las ideologías, que
atañen a patrones muy distintos de desarrollo humano, en la economía como
ciencia que busca la maximización y mejoramiento de los recursos escasos,
cada vez más escasos, con los que contamos o en la visualización de los
recursos reproducibles, cada vez potencialmente más reproducibles, de los
que hacemos uso y desarrollamos.
Usé el debería cuando todos sabemos que paso a
paso el capitalismo se cuestiona y ajusta una y un millón de veces a este
debería que expuse.
¿Entonces? Entonces el problema no pasa porque una teoría
o un desarrollo económico o de cualquier otra disciplina se plantee en un
cien por ciento por anticipado -que sería un proceso contranatura-, porque
todo desarrollo es parte y se conforma con el devenir de su mismo camino;
pero después de haber recorrido ese largo camino de siglos el capitalismo
nos ha dejado infinitas experiencias que, ahora sí, nos permiten
conscientizar nuevos y poderosos desarrollos hacia equilibrios de
valores, elementos y necesidades humanas que hemos dejado de lado o a los
que no les hemos dado la importancia que hoy tienen y nos exigen. Y diría,
casi exclusivamente, desarrollos de transformaciones profundas en las
relaciones económicas que atienden y entienden al Ser Humano y a la
humanización de todas sus relaciones con lo existencial, incluido por
supuesto todo lo que hace a lo económico, aquello que puede ser estratificado
en valor y en precio del producido de la actividad físico e intelectual del
ser humano y del producido de su socia: la tierra.
Por otro lado, y en términos de comparaciones macro, el
objeto de la política, hasta hoy tan ligada a la economía, no nos da de
comer y satisface solo necesidades muy alejadas de las necesidades básicas o
primarias. Y el objeto de las ideologías corre con la misma suerte.
La Política y las ideologías NO sirven para comer,
ni para vestirnos o educarnos ni para muchas otras cosas que se
consiguen haciendo, activos, y no hablando ni discutiendo. La
Política y las distintas ideologías son del campo de la filosofía y no del
hacer cotidiano y lo que venimos viendo generación tras generación es que
ambas son solo factores de cambio para intereses mezquinos y deformaciones
de sistemas que ya calificamos como limitativos y perjudiciales para
relaciones humanas útiles y productivas.
La economía es, junto a otras disciplinas y ciencias del
saber, condición sine qua non para una utilización eficiente, eficaz,
oportuna y racional de nuestros recursos humanos y físicos planetarios. Es
necesario separar y comprender la ingerencia no deseada y turbulenta de la
política y de las ideologías de cualquier tipo en algo que es una
"herramienta" tan útil y concreta del conocimiento humano para organizar y
administrar riquezas para cuantas más personas mejor y para cuantos más
rendimientos y resultados mejor, sin gastar ni matar lo que los produce.
Unir economía a política es el condicionante principal
para cambiarla de disciplina para el desarrollo físico e intelectual a ser
factor eficiente y muy eficaz para la corrupción institucional y política.
Esta simbiosis economía-política produce así, un efecto cien veces peor de
impacto de la prostitución político-institucional en los efectos de
producción efectiva y de desarrollo cierto de riquezas que caen
irremediablemente en manos de delincuentes públicos. Su asociación hace casi
imposible evitar sus consecuencias para la eliminación de inequidades y de
potencialidades que del trabajo y del estudio que dan quienes con esfuerzo y
honestidad buscan a diario el bien común propio y de la sociedad y que,
casi alegremente, son fagocitadas por semejante unión.
Debemos comprender que al Capitalismo no se lo puede
culpar por no haber establecido sus campos de operatividad y sus límites
naturales en el trabajo y en su expansión, en los valores y variables
humanas dentro de los cuales trabajar, y por no tener plenamente
comprendidos los horizontes de la actividad económica humana de qué y cómo
utilizar los recursos físicos planetarios. Esta apreciación nos debe liberar
del debate histórico-ideológico y potenciarnos hacia la organización de un
nuevo capitalismo para el futuro.
Pero no hay que desconocer, tampoco, que este capitalismo
ha dejado baches y brechas por las cuales, utilizando el conflicto natural
permanente y crónico del juego de intereses de las distintas políticas y de
las distintas ideologías se transformó en campo fértil para el florecimiento
del financismo.
Un sistema de actividades sin límites ni condiciones de
ningún tipo, dio vía libre para generalizar y universalizar la metástasis
enferma financiera.
Las estructuras naturales de desarrollo económico, es
decir hombre trabajando y tierra produciendo, han llegado ya, a
comprender que el mantenimiento del esfuerzo constante y enorme que realizan
para poder seguir pagando el capital estéril que le impone el financismo
está llegando a su fin.
La Mujer y el Hombre libres y la sociedad libre
conjuntamente con su producido: los mercados libres, la libre empresa están
hoy conscientes de que ser libres es estar libres de las
presiones de los infinitos y sutiles hilos financieros y políticos en cada
una de las etapas de su actividad.
Un Punto Inicial moral y ético: la libertad e
independencia de los factores de creación y producción liberados de la
influencia que el manejo financiero desde la órbita pública y privada
produce a la restricción del concepto de "libre mercado" -real y de todos-.
Un punto común de confluencia es el común denominador, la
moneda, que más adelante cambia el hecho de la relación que existe en la
pirámide ascendente de aquél ciudadano que bien produce o que bien crea para
limitarlo sacándolo de sus propios menesteres y debiendo contratar los
servicios de profesionales o, comprender por sí, que su socialización del
bien hacer y del buen trabajo debe pasar, desde ese punto y en más, por el
manejo de variables y procesos de extorsión forzada "de otro tipo" a
las de su propio trabajo, todo para mantener rendimientos acordes a esos
mercados mayores a los que se intenciona, dicho sea: comprender los manejos
financieros desde áreas de la extra-productividad, comprender y aceptar los
manejos político-institucionales también fuera de su propia productividad.
El capitalismo estaría OK siempre y cuando en el
desarrollo de la actividad humana o de la utilización de la tierra se
comprenda que ante una reducción de las variables de interés efectivo
orientadas a la producción efectiva, real y concreta de rendimientos útiles,
le corresponde, entonces, un límite máximo o mínimo en la explotación de los
recursos para evitar la penetración No Deseada y Explotadora del
financismo-político en cualquiera de sus formas.
La variable Libertad quiere decir la impresión y
expresión del proceso creativo-productivo del ser humano sin el
condicionamiento del miedo. Cuando hablamos de Independencia
queremos decir: la expansión del ser humano hasta el límite que le
impone otro ser humano, una cosa, un sistema o una idea.
Vemos que desde el monetarismo actual hasta su expresión
global: el financismo, los conceptos de libertad e independencia están muy
lejos de ser variables de existencia cotidiana para la mayoría de los
humanos.
El capitalismo de trabajo y producción real en máximos
términos de Libertad e Independencia, con los límites consensuados dentro de
los cuales la actividad humana y física de la tierra pueden expandirse, son
el principio de un capitalismo social para la
producción de riquezas que presentamos para el comienzo de este nuevo
milenio.
Fortalecer la creación y la producción individual y
social, abrir todo el campo a una máxima acción, atomizar y a su vez
absorber todo tipo de actividad humana, todo tipo de proceso de expresión
económica creativa y productiva, reduciendo al máximo la ingerencia de las
ideologías y de las distintas políticas regionales y también globales que
tratan de unificar lo universalizado en su propio beneficio, que tratan de
darle una forma única y contenida, un límite a lo que se expande con
una infinita cantidad de diversidades que hacen a lo humano, a lo que
necesita y a las infinitas variables que utiliza para satisfacerse de lo que
individual, familiar y socialmente necesita.
Libertad con miedo, no es libertad.
Independencia con límites, no es independencia.
Libres mercados con controles, no son libres mercados.
Los tres condicionantes: el miedo, los límites y los
controles son, paradójicamente, el ungüento que día a día y año a año
utilizan los gobiernos y las supra-instituciones mundiales para
conseguir los objetivos que los incluyan dentro de la dinámica económica
productiva y creativa mundial como protagonistas principales en esta obra
humana que por la pobreza del libreto que éstos presentan está vaciando de
actores y de espectadores los distintos teatros del mundo: léase mercados,
restringiéndolos a lo que "ellos" llaman libres... mercados que son
solo los mercados de sus propios intereses y necesidades y no los de la
humanidad que todavía está en grave falta y necesidad.