Desde los tiempos más remotos y en todas las latitudes,
doctrinas filosóficas y religiosas han promovido la cultura del ahorro, han
educado en no desperdiciar y nos han dejado un respeto por la cosa que raya
con el respeto a nosotros mismos.
Algunas llegan al extremo de condicionar al ser diciendo:
nada es tuyo ni siquiera tú yo mismo, así que cuídalo, cuídate... no te
desperdicies.
El ahorro, según fuimos enseñados, es la base de la
fortuna, el ahorro es saber no desperdiciar y esto es de alguna manera
respetar al necesitado que convive en nuestra misma sociedad y a quién no le
alcanza con lo que tiene.
El ahorro es saber ganar, saber tener y utilizar en su
justa medida y saber guardar para contingencias, para inversiones, para
nuevas oportunidades, para la seguridad de nuestras familias, etc.
El ahorro se promueve mucho más cuando comienza la era
industrial y el término eficiencia -bajar costos, gastos- se potencia al
punto de ser el objetivo de trabajo hacia donde toda persona debe tender.
En occidente nacemos al siglo XX con una muy fuerte
educación social hacia el ahorro, concepto que en oriente jamás dejo ser
considerado como importantísimo y como parte de sus culturas ancestrales.
El capitalismo se consolida sobre ese Ahorro
construyendo millones de unidades de producción y millones de proyectos y
desarrollos que nos llevan a lo que hoy somos y tenemos.
Pero he aquí que como por arte de magia aquello
que fue la base de nuestros pequeños y grandes capitales se dejó de enseñar
y desde hace varias décadas toma cuerpo el Culto al Crédito,
y con ello en los últimos años su socio el Culto al Consumo,
y en sucesión continua nacieron otros familiares como su primo el
Desprejuicio al Derroche y por asociación necesaria, otro
pariente cercano, la indiferencia al Semejante Necesitado que
convive con nosotros sufra lo que sufra y muera quien muera, no
interesa si es grande, chico, niño o niña... si se muere de hambre, de
frío, es problema de ellos.
Este eje chueco moral-económico-ético es un
punto de desajuste fenomenal en la transformación de nuestro Capitalismo de
trabajo y producción al Financismo, o al capitalismo salvaje y explotador:
usted elija la imagen que mejor le represente el cuadro social y económico
actual.
El ahorro de ser la diferencia por haber
trabajado bien, por haber sabido hacer las cosas, por comprender lo
importante de todo lo que nos es dado -sin llegar al límite de la avaricia-
en consecuencia es un valor de orgullo, de confianza y de seguridad,
situación que pasa a ser un valor compulsivo, un ahorro forzado y forzoso,
un valor de supervivencia cuando se inmiscuye el financismo para cobrarse lo
suyo con el crédito.
La sensación sobre el ahorro que tuvimos a principio del
siglo XX es completamente distinta a la sensación y al sentimiento en el que
fuimos educados con respecto al crédito. El sentimiento pasó de ser un
orgullo sano transformarse en una necesidad compulsiva, pasó de ser
excedente saludable a ser una restricción imprescindible, y pasó de ser
nivel de vida a ser valor de subvivencia o necesario para la supervivencia.
El Valor Monto Ahorrado era siempre un excedente
de lo que uno tenía, hoy es un dejar de cubrir una necesidad no tan
necesaria para una potencial necesidad imperiosa futura. El ahorro era
siempre propio, nuestro, familiar y como expansivo y contenedor del
bienestar de todo el grupo familiar.
Pero hoy lo visualizamos como monto-ahorro
protector porque sino yo y mi familia... en una situación dada y si
no lo tenemos... nos desintegramos, lisa y llanamente.
Las cuatro alternativas básicas al ahorro pretérito
fueron:
1- guardar,
2- invertir en lo propio,
3- invertir en lo ajeno,
4- gastarlo... todo generando tranquilidad, calma y
bienestar.
El crédito actual es otra cosa, genera otros
sentimientos, produce otras reacciones. Ponga usted mismo/a en Lectura
Activa lo que le produce el término: crédito. Por supuesto aparte de
la satisfacción de comprarse un electrodoméstico, lo que digo es que escriba
sus sentimientos profundos, sus sensaciones al contraer un crédito, al
pagarlo, al no tener para cubrir su cuota, o a cualquier otra alternativa
que viva en relación a él.
Ahora, aquél ahorro que transformado en monetario
-financiero- se licua con otros capitales financieros mayores y se
constituye en la base de un capital financiero mayor y de éste en Financismo;
es decir, de un monto financiero mamútico que para crecer busca su
colocación especulativa en cualquier lado y de cualquier forma es otra de
las formas en que creció el ahorro transformándose en inversión.
Hasta aquí el excedente y el monto financiero son
resultantes del esfuerzo genuino de un ser humano, su tierra y/o sus
recursos propios trabajados productiva y útilmente para la comunidad.
Aquí no hablamos de la usura ni del avaro, cuya
valoración de tenencia y movilidad financiera son otras y son la base de la
expansión de la subcultura que dio origen al financismo.
Es necesario resaltar la proximidad o alejamiento
entre propietario del ahorro -el que realizó el esfuerzo del excedente y que
a su vez es ahorrista- con el tenedor de ese monto financiero, digamos una
entidad financiera o una empresa productora de bienes y/o servicios,
acciones de una S.A., por ejemplo.
Debemos tener en cuenta la relación inmediata que existe
entre ambos sujetos porque es el primer paso en un continuo que va alterando
y transformando sus elementos y valores genuinos, orgullosa y moral-mente
adquiridos en la deformación aberrante de los sin sentidos del financismo
que ataca donde puede, come lo que puede y mata en donde puede; síntesis de
estas acciones: la ganancia indiscriminada, la diferencia financiera
especulativa como factotum de vida por sobre todo y por sobre todos sin
importar sus consecuencias.
Lo que se inició con una entrega de un monto de alguien
que hizo un esfuerzo de producción propio y orgulloso hacia otro alguien que
tomó el monto para sí o para utilizarlo o para recolocarlo en otro lugar se
transforma en una agregación y desagregación especulativa que genera el
caldo que es la esencia del Financismo.
Capitalismo de Trabajo y Producción es
trabajo-esfuerzo-riesgo-satisfacción y es
producción-rendimiento-utilidad social-satisfacción; mientras que
el Financismo es especulación pura, es donde colocar con
mayor o menor riesgo pero con garantía suficiente para cubrirse, con valores
ahorrados en otro lugar, en caso de que la contingencia del No Pago,
de la No Devolución del Crédito Facilitado se produzca.
De la misma manera que el capitalismo tiene su fórmula:
trabajo-ahorro-inversión, el financismo tiene la suya:
crédito-especulación-rendimiento financiero. No es lo mismo ¿o si?
Por esto es que al riesgo empresario de todo productor de
bienes y/o servicios lo garantiza el mismo productor con su propio
patrimonio, pero éste también garantiza el riesgo empresario del
agente financiero que le facilitó el dinero con también su propio
patrimonio.
La propiedad privada perfectamente registrada y pagando
los impuestos al patrimonio correspondientes -extracciones de patrimonio
que tienden en porcentajes cada vez mayores a mantener la estructura
político-institucional del estado en vez de canalizarse sanamente hacia la
satisfacción de necesidades colectivas- sirve a su vez para prendar e
hipotecar como garantía, muchas veces en relación de 10 a 1, por el crédito
recibido.
Así la propiedad privada de ser la figura más sólida para
la delimitación de lo propio en relación a lo ajeno, o de lo particular en
relación a lo general, o de lo individual en relación a lo colectivo, se
transforma en un elemento muy transparente para la Extorsión del
Aparato Público -con la cual se asegura su supervivencia sin
importar su eficiencia, ni su efectividad ni su oportunidad en el
cumplimiento del servicio público- y por otro lado es también la
Extorsión del Aparato Financiero al asegurarse con 10 lo que ni le
cuesta 1 -situación que en caso de liquidación judicial patrimonial deja el
patrimonio de 10 en casi 0, todo por supuesto dentro del juego de la
"legalidad" jurídica.
Aquí entendamos que legalidad no es necesariamente
legitimidad, dos términos que por la corrupción pública y en todas
sus otras formas se han alejado casi irremediablemente uno de otro.
El no cumplimiento del crédito tomado por el empresario
productor puede llevar a un aumento en el ciclo del enganche financiero o a
una liquidación de la unidad de producción, por supuesto con una infinita
cantidad de variantes negociables más, pero que básicamente son todas de
dependencia y sumisión y no de resolución de la relación para que el
productor salga de su estado de deudor y vuelva libremente a ser dueño de
lo propio y de la producción en los mismos niveles que tenía antes del
desfinanciamiento que lo obligó a negociar.
Se llega en este punto a que es más conveniente promover
La Cultura al Crédito en todas sus formas, por ser mejor
negocio y mucho más seguro, que seguir promoviendo La Cultura al
Ahorro lo que implicaría que el productor de bienes y/o servicios
aún tiene algo de discrecionalidad sobre los valores que maneja en su
negocio y/o actividad; margen de discrecionalidad que atenta contra el
control que hace el sistema global.
La visión es: hay que captar toda fuente de
producción sea cómo sea y cueste el tiempo que cueste porque es la forma de
que la presencia financiera sea "real y legítima", saliéndose de su
verdadera esencia que es virtual, especulativa y extorsiva.
Está aquí el camuflaje que el financismo, el "capitalismo
salvaje", el "capitalismo explotador", utiliza para producir las
mal formaciones del capitalismo de trabajo y producción que debemos rescatar
para volver a buenos y naturales términos con la creación y con la
producción humanas.
Surge el crédito en todas sus variantes: tarjetas de
crédito, de débito, seguros de todo tipo por posibles contingencias, compras
con precios a término, medicina prepaga, justicia prepaga, financiamiento de
impuestos, tasas y contribuciones al estado, etc.etc.
Pero ¿qué pasa cuando la capacidad de crecimiento y
desarrollo No Depende del Ahorro del propio negocio y/o actividad
sino que depende de Negociación del Crédito, con una fuerte base de
riesgo cubierto sobre la Propiedad Privada? -siendo esa propiedad privada
resultado de la agregación de trabajo genuino y/o producido genuino de la
tierra, ambos propios o adquiridos de otros-. Sucede que se producen varios
efectos:
1- La seguridad por la reinversión de valores en el
negocio que generó esos excedentes -ahorros- es mayor y aunque la
reinversión no garantiza el éxito y el incremento de más ahorros futuros por
lo menos asegura una permanencia más fuerte del mismo negocio que el
productor conoce, obligándolo a una discrecionalidad y compromiso mayores y
a hacerse más dueño de lo propio que antes.
2 - Asegura una continuidad y agrandamiento del rubro
económico que produjo el plus Ahorro reinvertido, por ende un aumento
natural del valor producción y un tiempo natural para la revisión,
consolidación y/o reformulación de la actividad y de los elementos que
intervienen en ella.
3 - Se estabilizan mejor las variables relacionadas con
necesidad insatisfecha y de los factores de producción para
transformarla en necesidad satisfecha.
4 - El riesgo y la especulación tienen punto cierto
en los elementos de producción que ya se manejan, y también en el nivel
necesidad insatisfecha que los promueve, es decir que existe un riesgo
empresario asumido y un mínimo nivel de especulación: por la experiencia
acumulada.
5 - El ahorro produce así las sensaciones
de las que habíamos hablado.
Pero cuando todos estos conceptos se transfieren a la
Cultura del Crédito y se hace una modalidad natural
que para cada desarrollo se busque un crédito financiero, y con
ello se comprometan las utilidades netas por la influencia directa de los
servicios financieros y además se garantice el crédito con Valores
Patrimoniales del tipo de relación de 10 a 1 como los expuestos, las
seguridades naturales que implicaban la aplicación de los Propios Ahorros
asumiendo los Propios Riesgos ahora se transforman en Contingencias de
grandes proporciones de Riesgo, en donde el acreedor especula a que
los negocios no le vayan tan bien al deudor para que las probabilidades de
cobrarse el 10 sean ciertas y mayores para quedarse con todo. Esta intención
del acreedor financiero, esta oculta malicia que tiene,
también es sensada en el productor deudor pero en condición de duda y
de límite compulsivo a superar; juega entonces una obra de mendacidad y
pasiones en el backstage de la obra verdadera que es la producción de bienes
y servicios.
Invertir los ahorros propios o invertir créditos tomados
no producen los mismos sentimientos del ser humano respecto a la creación o
a la producción en la que se activa para satisfacer sus necesidades,
tengámoslo en cuenta como costos humanos distintos en los cálculos de
nuestros nuevos costes.