Nos hemos acostumbrado a tener al capital financiero
entre las cosas de todos los días. Extractos de bancos, boletas de cobro y
de depósito, contratos de compras en cuotas, etc., y todo se siente como
"natural", es parte del ambiente económico. ¿Cuánto realmente cuesta esta
ingerencia en los resultados de las economías reales de cada uno de
nosotros?
Sería importante hacer un cálculo exacto de cada
instrumento financiero con el cual estamos comprometidos, el precio que
tiene trabajar con él y por otro lado el beneficio y "la comodidad" que
implica usarlo en vez de tener dinero en el bolsillo y pagar y cobrar en
moneda corriente.
Esta cuenta que hacemos debe incluir, por supuesto, los
tiempos de espera para cobrar o para pagar, los tiempos que uno invierte
para hacerse de los requisitos que se solicitan -en general otros trámites
administrativos públicos o privados- los pagos que se hacen para conseguir
certificaciones, duplicaciones, habilitaciones, y otros, es decir, una
cuenta bien calculada de todo lo actuado puesto en más y en menos números
que la avale.
Un ejemplo claro del costo social desperdiciado es ver en
esta zona del mundo increíbles colas de personas que esperan... para pagar
sus cuentas, ¡para pagar sus impuestos! Y las madres, con los niños enfermos
en los hospitales públicos que para conseguir un simple número para ser
atendidas llenan esas colas a las 4 o 5 de la madrugada.
Usted preguntará ¿qué tiene que ver una cola de banco o
una de hospital con las finanzas? Y la respuesta es: mucho. Digamos muchísimo.
Porque si el financismo -bancos, estado- cobra hasta lo
que respiramos, por qué nosotros, del otro lado del mostrador no
podemos o no sentimos que podemos hacer lo mismo con nuestros tiempos, con
nuestros sacrificios para acoplarnos y pertenecer "al sistema" ¿Por qué
ser de esta manera está instruido en la cultura y se
acepta?, por-que así es, y punto. Error.
Aquí está la diferencia cuando decimos que la economía ve
lo que solo le interesa ver y no ve todo el resto, ni a todos los que
también debe-ría ver, todos aquellos que invertimos tiempo y esfuerzos y
sacrificios extras -no computados- para que "todo" les siga funcionando
bien.
El costo social no es un costo, el sacrificio de tiempos
individuales no son un costo, lo que uno pone de su bolsillo o de sus
espacios humanos no son costos, y así la cosa se multiplica de a cientos de
miles de pesos que no se computan, quedando la ganancia para el sistema
limpia de valores netos ganados; cuando por el otro lado fuimos los
actores principales del reparto económico de todos los días los que
pusimos y pusimos partes importantes de lo nuestro: tiempo, esfuerzos,
sacrificios, dineros, etc., para que todo le funcione de maravillas al
financismo.
Primero, la ingerencia del financismo de ninguna manera
es neutra, tiene un precio muy alto en cualquier economía real, sea
individual o colectiva.
Segundo, los costos y los gastos que la sociedad aporta
para que este tipo de sistema financiero-económico siga funcionando son
enormes, pero a pesar de ello no se calculan ni se le descuenta al
contribuyente... que sigue haciendo la cola, dejando de lado cualquier
eufemismo relacionado.
Tercero, la economía es responsable directa de este tipo
de cálculos fuera de toda razón contable y debe corregir sus cuentas.
Cuarto, el cálculo de un solo servicio financiero sobre
un conjunto de operaciones en el tiempo y/o en el espacio podía ser
solventado por la atomización del costo pagado en función de las distintas
etapas, hoy se han incorporado infinidad de instrumentos financieros cada
uno con su costo, cada tiempo con sus propios límites y sus costos, cada
monto de más o de menos también con sus costos independientes: lo que hace
un agregado con su consiguiente capitalización en cascada a favor del
sistema financiero de proporciones extorsivas y usureras; hay que corregir
este tipo de cobrar todo y cualquier cosa, con tal de seguir cobrándole al
cliente cautivo, dándole un respiro a las economías reales y a los actores
principales que las sustancian.
Quinto, los cobros ya no se hacen sobre las cuestiones
reales como servicios prestados, cosas compradas o vendidas, sino que se
hacen sobre los trámites administrativos, sobre cláusulas de tiempos y
espacios ocupados o no ocupados en tiempo y forma, sobre condiciones en las
mismas operaciones que nada tienen que ver con bienes y servicios, sino que
son compromisos a los cuales el cliente cautivo está atado y que debe
cumplir si no paga, si no cumplimenta los requisitos en tiempo y forma, etc.
Sexto, el sistema de relaciones económicas está
totalmente absorbido por la extorsión en todas sus formas, extorsión que
solo se ocupa de subir el precio de cada pago que el cliente cautivo tiene
que efectuar: a mayor presión extorsiva del sistema más pago debe efectuar.
Como vemos, solo exponiendo 6 puntos que son claros y
cotidianos en las relaciones que las personas -humanas- tienen con los
sistemas financieros -acuerdo de voluntades ocultas para sacar sus
buenos beneficio- las economías reales de todos los días de ninguna
manera tienen beneficios neutros del sistema financiero que se acopló a
ellas, restringiendo así las utilidades y los beneficios que
la economía pura y real de cada uno puede tener por comprar y vender
un producto o por prestar o recibir un servicio.
Para poner un claro ejemplo y sentar las bases de
la relación entre economía y finanzas, o entre el capitalismo que
estamos reconstruyendo y el financismo que queremos reubicar, la economía
debe funcionar libremente en términos de ir colocando cada cosa en su lugar,
como sucede con la gravedad que al caer los elementos cada uno se ubica en
su espacio propio. Esta gravedad tienen su ley la que Sir
Isaac Newton nos dio, simplemente por observar caer la manzana del árbol, la
economía que estamos planteando debe también tener sus propias
leyes... de gravedad. Para conseguir esto se le debe ampliar el
universo de actuación, así proponemos De Todo y Para Todos, y
otras cosas.
Pero cuando la mente humana a través de decisiones
políticas -muchas de codicia y avaricia del mismo financismo- se inmiscuye
entre la caída libre y natural de las actividades económicas y éstas son
afectadas por leyes que no son leyes naturales, los mercados,
las sociedades, todo comienza a convulsionarse, y así llegamos al estado
actual de descontrol, derroche y explotación de todo con todo y de todos
contra todos.
La no neutralidad de las finanzas convulsionan las
actividades económicas y no permiten construir una ciencia, de las mal
llamadas, todavía hasta hoy, ciencias económicas.
Para que la cosa más o menos se vaya arreglando hay que
encontrarle el punto neutro a la participación financiera
dentro de la economía para que una potencie a la otra para conseguir sus
mejores rendimientos y que la primera -las finanzas- puedan seguir viviendo
en un excelente estado de salud, bajándola de donde está hoy, que por la
gula y la avaricia está gorda, fofa, deforme y a punto de explotar.