Hablamos de libertad de mercados, de personas libres, de
sistemas que aseguran justicia entre sus miembros, de empresas e
instituciones que son reflejo de la moral y de la ética ciudadana. Queremos
educar en estos valores a nuestros hijos, de la misma manera que nuestros
padres nos enseñaron y nos presentaron el mundo a nosotros. Pero cuando
vemos cómo se mueven todas estas idealizaciones, cuando realmente
sabemos de qué se tratan porque nos lo mostró la experiencia misma o porque
supimos leer entre líneas descubrimos que no solo no es tan así sino
que mucho funciona exactamente desde los opuestos.
Podemos seguir engañándonos y engañando a los jóvenes y
así seguir excluyendo a millones y millones de personas que están dispuestos
a aportar de manera sincera y honesta a sistemas colectivos o podemos
aceptar la deformación y corrupción de nuestros ideales y de nuestras
instituciones y trabajar para adecuarlas a lo que debe ser; a lo que
debe ser útil para el ciudadano de trabajo y estudio y para la sociedad,
para que de una manera poderosa pueda atacar las necesidades
insatisfechas satisfaciéndolas.
Podemos seguir actuando del mismo lado corrupto y enfermo
ó decir: esto no va más y dar cartas de nuevo para
comenzar otra partida.
Seguir viviendo en un mundo que cada vez nos aprieta más,
nos exige más, nos engaña más en términos de recursos y en términos de
existencia no es ningún buen negocio realmente para nadie, ni siquiera para
los que ganan todo.
No podemos seguir aceptando jugar el partido de la vida y
de la participación comunitaria sin un verdadero, honesto y sincero
fair play. No hacerlo es seguir viviendo en el conflicto, en la
violencia y en la indigencia de miles de millones.
Apostamos por generaciones a que las instituciones que
construimos con ideales de libertad y de igualdad y de solidaridad
fueran las que potenciaran y llevaran adelante esa libertad, esa igualdad y
esa solidaridad entre nosotros, pero no fue así.
Tuvimos, entonces, que construir nuevas instituciones de
grados inferiores para que se cumplan esos ideales para ayudar y ser
semejante al otro y también esas instituciones fueron absorbidas y se
prostituyeron con la corrupción pública y política. Y volvimos a diseñar
nuevas instituciones sociales para ver si los valores y los principios
humanos junto a los mismos semejantes con sus necesidades relegadas pudieran
ser vistos y satisfechos, y aún estas instituciones fueron absorbidas y
corrompidas.
Por otro lado, a su vez, la gran política crece a
otras instituciones más grandes: regionales, continentales, globales, y la
consecuencia es que las dirigencias que las gobiernan están día a día más
alejadas de las personas físicas y de sus necesidades reales. Esta es la
real y más dramática de las GLOBALIZACIONES.
Ejemplos sobran: Naciones Unidas, Organización Mundial
del Comercio, Parlamento Europeo, etc., y por otro lado las Fundaciones, las
ONGs, Agrupaciones Cívicas, Asociaciones de Vecinos, y últimamente las
OCNAs -Organizaciones Cívicas NO Alineadas, creadas por 1x1.
Sí, han globalizado al mundo, es decir que lo han
inflado, le han cargado aire y más aire y como un globo que
solo tiene aire adentro puede estallar en cualquier momento, solo necesita
que por algún lado al sistema lo pinchen y puff... todas las
fantasías infladas se van a transformar en una insignificante realidad, un
globo pinchado, tirado en el sucio piso.
La real globalización y las enormes dimensiones que tiene
se mi-den por la distancia que existe entre los dirigentes que son los que
deben tomar las decisiones públicas -en los actuales sistemas
institucionales- y las bases de personas que tienen las necesidades
insatisfechas que se deben satisfacer. Esta distancia se mide por niveles
dentro de los organigramas de cada institución desde el orden inmediato al
ciudadano de trabajo y estudio, pasando por las organizaciones intermedias
hasta llegar a las supranacionales y de orden corporativo mundial.
Cuente el lector inquieto cuántos niveles existen
poniendo organigrama sobre organigrama y se dará cuenta de que la distancia
es casi infinita de poder alcanzar para poder unir al ser humano que está en
la punta con el ser humano que está en la base... ergo... los dirigentes
están en la estratósfera de las economías de necesidad que la humanidad
necesita para existir.
Cada línea tiene sus clientes cautivos, tiene su público
que le presta atención y le da presencia, tiene su universo de personas
reales que la motoriza y le da un sentido de realidad inútil y
desperdiciada, de idealidad.
Idealidad que porque todo el mundo trabaja todos
creen que existe y que produce. Pura ilusión y desperdicio que son cubiertos
por los resultados efectivos de las economías reales.
Estas situaciones que presento de lo macro
socio-institucional y público tienen también su reflejo en organizaciones
industriales, comerciales, agropecuarias y de servicios que captan millones
de consumidores o que captan cientos o miles de proveedores para
fagocitarlos para producir sus propios y particulares canibalismos.
Organizaciones que supieron manipular sus ofertas y sus
demandas y consiguieron crecer hasta atrapar a personas que fueron inducidas
a ser sus clientes o sus proveedores. Los monopolios y los monopsonios
de los que hablamos son parte de esta consecuencia sanguinaria y atroz.
¿Podemos tratar y considerar a estos emporios de la misma
manera y con las mismas reglas que pequeños proveedores o clientes?
¿Podemos dejar que "buenos sistemas" para la
construcción de imperios sigan libremente actuando para absorberlo todo y a
todos los que se le cruzan a su paso, sean vecinos en líneas horizontales o
vecinos en verticalidad en las organizaciones de las que hablamos?
¿Cómo llegaron a semejantes volúmenes y a su condición de
abastecedores o de clientes de semejante envergadura?
¿Dan buenos servicios y entregan buenos productos
realmente?
¿La cuasi monooferta y la cuasi monodemanda son mejores
que la multioferta y que la multidemanda?
Respondiendo a estas preguntas podemos decir que si, si
la sociedad en su conjunto, mayoritariamente los acepta, los soporta con sus
compras o con sus ventas y estas organizaciones además hacen de su actividad
una real y verdadera vocación, podemos decir que tienen todos los
ingredientes y condiciones para seguir creciendo.
Sin dejar de lado que estos emporios juegan con reglas de
mercado que en general no son accesibles a los micro
emprendedores, a los trabajadores en desventaja ni a mucho de las empresas
pequeñas y medianas tampoco.
Estas empresas-emporios se jugaron por las condiciones y
por los mecanismos macro económicos establecidos y por los procedimientos y
formas micro económicas que se fueron dando y consiguieron ser lo que son:
núcleos de atracción de clientes que compran y núcleos de atracción de
proveedores deseosos de abastecerlos.
¿Hasta cuándo, hasta cuánto? Podríamos decir que
nadie lo sabe, pero sí se sabe que: una empresa debe crecer hasta que sus
decisiones dejan de ser ecuánimes para el conjunto de clientes y de
proveedores. Una empresa debe crecer hasta el momento en que sus decisiones
empresarias son cambiadas de buscar el beneficio equilibrado para todos a
buscar su propio beneficio en todo tipo de negociación. Y estas empresas
deben crecer hasta el límite en que ya no miren más a la sociedad de la que
se constituyó, vive y participa, y cambia a mirar solo lo mezquino y
despótico de querer crecer por el crecimiento mismo, de querer sobrevivir
por sobre toda y cualquier norma moral y ética y de buscar la ganancia por
la ganancia misma y el rédito financiero por el rédito financiero mismo en
vez de buscar la ganancia y el rédito como medio para un fin superior: el
bienestar de todos los que están relacionados a ella.
Pero este capítulo tiene un ingrediente principal
que dejé para el final que es cuando se constituyen empresas con
clientes y/o proveedores cautivos por mandato político,
por arreglos políticos y por cambiar reglas del fair play e iguales para
todos por manipulación de medios y fines de los sistemas y de los
procedimientos de negociación; lisa y llanamente corrupción institucional,
corrupción política, corrupción económica, corrupción sindical, corrupción
mediática, corrupción judicial.
Qué pasa cuando un estado privatiza por legislación
forzosa a mercados completos que prestan servicios públicos como el gas, el
petróleo, electricidad, transportes, obras públicas, minería, etc.
Qué pasa cuando el gobierno regala las cajas
previsionales a gremios que están totalmente corrompidos desde sus cabezas
para abajo.
Qué pasa cuando el ministerio de economía construye una
caja propia para manipular cientos de millones de dólares a través de
sistemas jubilatorios y previsionales privados armando un circuito
financiero a través de ellos y apropiándose de los fondos para dedicarlos a
rubros espurios y ocultos de presupuestos públicos -o incluso de
aplicaciones extra presupuestarias-.
Qué pasa cuando los gremios, con su mecánica corrupta de
las valijas que van y de las valijas que vienen, se hacen de servicios
de salud, de turismo, de vivienda, etc., quedándose con el 50% de los
valores que los trabajadores forzosa y legalizadamente -pero ilegítimamente-
aportaron a sus gremios y que son canalizados a los bolsillos de los dirigentes
engrosando sus propios patrimonios y sus propias arcas personales y
familiares. ¿?
Todos estos qué pasa son construidos con
clientes cautivos, con proveedores cautivos, con aportantes cautivos, con
políticos extorsionados y cautivos también, y por empresas productoras de
bienes y prestadoras de servicios cautivas.
Al escribir estas palabras sabemos a ciencia cierta y con
datos fuera de todo cuestionamiento y presunción en contrario que vivimos en
un mundo que se construye día a día y más y más sobre grupos sociales
cautivos que no pueden zafar de las trampas que los arreglos y las
componendas políticas y empresariales construyen para enjaularlos y para
obligarlos a aceptar sin reclamo en contrario las condiciones y los
productos y servicios que están obligados a consumir.
Un solo ejemplo vale para confirmar este tipo de
mercados libres construidos por la extorsión política, por el chantaje
político, por la amenaza y el manipuleo político, empresas que
surgen de la nada, con simples rótulos isotipos y logotipos, con millones en
inversiones publicitarias y con una construcción premeditada de lo que llamo
administraciones fantasmas, administraciones que tienen un
flow de efectivo personalizado limpio, directo, claro y universal
hacia adentro de la empresa y un flow trabado, despersonalizado,
anónimo y particular del reclamo del cliente o de sus mismos proveedores
hacia afuera de la empresa.
En estas empresas, todo lo que suma en caja es
fácilmente facilitado, todo lo que resta de caja es un
trámite engorroso e imposible de soportar para quien reclame su
justo derecho de devolución o pago.
Estas empresas con administraciones fantasmas crecieron
como hierba mala a lo largo y ancho del mundo. ¿Por qué? ¿Cuáles son sus
visiones y sus beneficios? ¿A quiénes miran cuando hacen sus negocios? ¿En
dónde están sus reales ganancias? y mil preguntas más le propongo al lector
hacerse para que podamos tener verdaderas radiografías de estas mal
formaciones construidas desde el más puro y avergonzante de los financismos.
Son pura especulación, extorsión y abusos.
Ya no existe el cuadro de resultados, ya no se
interesan estas empresas por la atención al cliente, ya no hay un
juego entre activos y pasivos en donde a mayores activos mejor, o a
pasivos controlados más seguridad de la calidad y de la seguridad en la
administración de la empresa.
El pensamiento económico, que fue el que construyó al
capitalismo de trabajo y producción, ha quedado perdido en las más oscuras y
olvidadas de las profundidades; hoy solo existe pensamiento financiero.
No hay más estado de origen y aplicación de fondos,
variables ajustables entre unos y otros rubros de los estados contables, no
existen más revalúos de activos, o niveles de riesgos de créditos o de
deudas; es decir, EXISTEN pero son elementos superfluos e insignificantes
que solo sirven para que algunos tenedores de libros, diseñadores de presupuestos
y economistas de poca exposición pública jueguen en sus ratos de estar
haciendo, para ellos solos, algo útil, cálculos que les sirvan para tomar
mejores decisiones que mueren ahí, en sus escritorios.
Hoy ya ningún especulador sufre porque su empresa
quebró, o porque tal o cual multinacional quebró y fue absorbida
por otra.
Hasta hace algunos años el insolventarse y quebrar era
todavía una vergüenza personal, era una vergüenza y una humillación para la
familia y para los que trabajaban en la empresa y por supuesto era un punto
muerto para los responsables de semejantes debacles.
Todo esto pasó al olvido, no hay vergüenza, no hay
quiebras que le importen a alguien excepto a los que quedaron enganchados en
el quebranto, no hay responsabilidad alguna por los trabajadores que son
literalmente lanzados de sus trabajos directamente a las calles para jamás
poder volver a conseguir un punto de estabilidad de vida con un trabajo
digno, serio y gratificante.
Emron, Parmalat, y miles más son ejemplos
que nos obligan a recapitular, rever y rediseñar todos estos pasos andados
en las últimas décadas.
Hoy, las empresas que se han hecho con millones de
clientes cautivos y con una absorción y dinámica increíble de proveedores
que las abastecen como único cliente -socio despótico y extorsionador a la
larga o a la corta- solo existen de algo muchísimo más fácil en donde las
decisiones se toman desde un lugar que no hay que ser muy inteligente para
captar su beneficio o su utilización: hoy es cuánto cobro y tengo en
efectivo en caja, cuanto más mejor, cuanto mucho más mucho mejor, y si
puedo hacer un fabuloso negocio que me deje de cualquier manera cientos de
millones en una sola movida en caja, tantísimo mejor.
Por el otro lado cómo hacer para tener sistemas
administrativos y de organización en donde sacar un peso de caja se haga
tan pero tan difícil que hasta existan clientes, proveedores y socios
que llegado el punto desistan del reclamo.
Tan fácil como esto.
Ya estas instituciones que no son comerciales, ni son
industriales, ni son agropecuarias, ni son de servicios, y que solo son
captadoras de fondos financieros para realizar enormes
transferencias de sectores de producción de bienes y servicios a cuentas
bancarias de los vivos que las realizan y que de la noche a la mañana pasan
a ser parte de la Lista de Forbes o de cualquier otra revista que está a la
caza de los "nuevos multimillonarios" surgidos por el arte de magia
del financismo y por las gambetas de la política nacional e internacional.
¿Los costos de semejantes manejos especulativos?
Pueblos y países enteros que se desloman laburando todo
el día, toda la noche y toda la vida para seguir siempre igual o peor.
Un mundo de países deudores y acreedores de perfiles tan
bajos que solo aparecen con siglas que los ocultan -FMI, BM, BID, etc.-.
Infinidad cada vez mayor de gente de trabajo y de
empresas que producen bienes y servicios que son absorbidos por la
maquinaria y por la trituradora del financismo.
¿Quién calcula los miles de millones que cuesta el
stress, la desesperanza, los suicidios, los lanzamientos a la calle por
falta de pago de alguna cuota, etc.? ¿Qué valor tiene el sufrimiento humano?
¿O no cuenta?
Este es el punto en que la humanidad y cada persona de
trabajo y estudio debe tomar las decisiones del caso de cómo y en dónde y
con quiénes vamos a imponerles a estas empresas un freno en su dinámica
destructiva de mercados enteros, de valores y principios humanos que fueron
los que mal o bien, más bien que mal, hicieron del comercio, del campo y de
la industria lugares decentes desde donde hacer sus vidas, naciones enteras
y la sociedad humana en su totalidad: una economía que hasta hace algunos
lustros fue de todos.
Uno de los frenos a estos abusos es la
sección del NUESTRO en el nuevo sistema tributario
MIO-TUYO-Nuestro que presentamos en otro título.
Otro freno es terminar con todos los tipos de
corrupciones con una participación directa de las bases sociales en
todas las decisiones públicas que se toman en los niveles locales,
municipales, provinciales, regionales, nacionales e internacionales.
Decisión pública directa de las bases sociales que van a ser afectadas por
esas decisiones públicas, con la construcción de una Democracia de
Participación Directa.
Otro freno es que toda la comunidad mundial
participe de cambios de paradigmas que hacen a nuestros sistemas de
convivencia personal, familiar y social acompañando en la construcción de
nuevas economías.
Y cuando digo cambio de paradigmas no solo estoy diciendo
que nos pongamos a estudiar, a idealizar nuevas formas sino que digo
que todos pongamos ya mismo manos a la obra desde nuestros propios y
particulares puestos de vida y de trabajo ideando, creando, desarrollando e
implementando efectivamente nuevas cosas y nuevos procedimientos de
articulación económica con una absoluta libertad -sin ningún tipo de miedos-
y con plena independencia, ampliando hasta el infinito los universos en los
que actualmente vivimos y trabajamos.