TEORÍA DE LA NECESIDAD - El Eficientismo Social -
                      Una Economía  de Todo y para Todos.    Prof. Mauricio Jorge Yattah

  44 - La profunda intención de especulación en el manejo de los bienes de capital
       Audio - Imagen MJY

Uno es niño/a y recibe sin darle importancia a lo que recibe, solo quiere estar cómodo/a con su estado natural de bienestar cuando algo dentro de él le molesta: el hambre, el frío, la falta, la soledad.

Es la experiencia, el roce con la vida lo que poco a poco, o de a mucho, nos hace percatarnos y ver más allá y más profundo del tomar y del dar sin valorar el acto de entrega o de recepción. Es el grado de consciencia hacia el otro lo que lleva a algunos a vivir en el otro o que el dolor y el sufrimiento del otro viva dentro de uno mismo, se llama com..pasión. La pasión del otro y de uno compartida. La entrega desinteresada y la simpatía hacia otros se llama benevolencia.

Cuando estos percatarse van afectando las valoraciones de nuestros actos o de nuestras relaciones el ser individual se va constituyendo en ser social y así el uno se transforma en muchos y pervive más allá de su propia y particular esencia, porque la sociedad jamás muere.

Todos nuestros sistemas de convivencia deben ser equilibrados y eternos, nunca acabantes, siempre presentes y hacia la infinitud de los tiempos y de las generaciones. Pero a su vez, deben ser siempre modificados, siempre mutantes. Así la economía social que estamos visualizando. Un sistema iterativo, continuo, de esfuerzos naturales y de abundancia de todo y para todos.

En estos progresos de la persona algunos acumulan bienes que llamamos de capital. Les decimos de capital porque son producto del ahorro de lo que no se consumió y además porque son importantes para el producido de otros bienes y de otros desarrollos económicos. Son bienes que no se van, que quedan y que permanecen son bienes de inversión, la última etapa de la fórmula del capitalismo: trabajo, ahorro, inversión.

Pero he aquí que pareciera que la mente y la actitud de las personas cambian junto con el avance de su condición dentro de la fórmula que nos presentó el capitalismo de trabajo y producción. Así la persona que trabaja no tiene la misma actitud ni conducta que aquella que ahorra y también es muy distinta a la que invierte, es natural que así sea. Primer nivel de concepción interpretativa asumido: estamos de acuerdo en que así sea. Son pasos naturales en las etapas del desarrollo de cada persona o de una sociedad.

Pero en qué punto o en qué nivel de consciencia debe estar una persona cuando estando en cada uno de esos estados de relación con el trabajo, con el ahorro o con la inversión, se lanza a una feroz especulación. ¿Qué es especular?

Hemos dicho que la fórmula del financismo, el cáncer del capitalismo de trabajo y producción, es: crédito, especulación y rendimiento financiero, así que definir especulación es fundamental para nuestro análisis.

Dice el Diccionario R.A.E.: Especular (l.speculári,) tr. Examinar, mirar con atención una cosa para reconocerla. 2.fig.Meditar, contemplar, reflexionar. 3. intr. Comerciar, traficar. 4. Procurar provecho o ganancia con cualquier cosa.

De Especulación dice: (l. spéculatio, -ónis.) f. Acción y efecto de especular. 2.COM. Operación comercial que se practica con mercancías, valores o efectos públicos, con ánimo de lucro.

La cosa no pareciera que fuera tan mala por lo que el diccionario la define; sin embargo, en nuestros tiempos suena horrible y muchos le atribuimos ser el exceso, o por lo menos el origen, de todos los males. ¿Por qué?

Meditar, no está mal, contemplar algo, tampoco, reflexionar es algo natural y loable; examinar, mirar, reconocer con atención algo también, entonces por qué especular está mal visto y por qué le atribuimos tantos males.

Porque para todo hay una medida y cuando esa medida se pasa está mal. Podemos comer, pero cuando es gula hay que rever la actitud de alimentarnos. Podemos ahorrar pero cuando hay una actitud de avaricia y de sacrificios hay que rever nuestra actitud. Hasta podemos donar o participar de la caridad, pero cuando esto se transforma en una condición compulsiva y traumática debemos mirarnos para adentro, repasar nuestra historia y la historia de nuestras relaciones y llegar a buenos términos de comprensión con ellas y solo entonces seguir dando, o recibiendo.

Todo exceso importa una alarma del ser y debe ser analizado, por uno y por los otros que lo rodean. Pero recordemos que no son patrones fijos, en la juventud, un exceso es aprendizaje, mañana en la adultez ese mismo exceso es devarío y deleznable.

Pero el tema nuestro es esa especulación a la que llegó el sujeto cuando la fórmula de meditar, contemplar, reflexionar le dio resultado y pasó del trabajo, al ahorro y a la inversión en bienes de capital y aún sigue buscando especular más allá de todo lo humano que dejó en el camino. Su tiempo de vida, su compartir con otros, sus espacios de existencia sentida y natural.

Cuando la especulación es la parte del comercio a cualquier costa, o la contemplación obnubila su condición de ser humano y de ser parte del ambiente en el que vive -en términos de ecología-, y como anteojeras la especulación no lo deja ver el resto del paisaje humano o ambiental, la cosa está mal, muy mal. Este exceso daña a otros, aunque uno no los vea. Este exceso daña a la madre tierra, aunque uno no la quiera ver desgarrada o no pueda interpretar el daño que le está haciendo.

El exceso de especulación al invertir en acciones de un fondo de inversiones mineras en Vancouver -God´s Land- que compra tierras en los Andes Argentinos para explotar, taladrar y agujerear en busca de "tesoros mineros" -para "el desarrollo"- es malo muy malo. Porque tanto es la tierra de Dios la British Columbia en donde está Vancouver, como los Andes Argentinos donde están viviendo tres familias mapuches.

Es este tipo de excesos de especulación, que hace que cientos de millones de personas miren mal a los comerciantes, a los industriales, y a las personas del campo porque estos cientos de millones -que odian comerciar- no pueden distinguir entre la producción agropecuaria sana, útil y rica en variedades y especies de la producción compulsiva, intensiva, depredadora y especulativa del monocultivo. Pero la diferencia en el ánimo y en la actitud e intenciones de un agricultor y otro es más que evidente. Uno vive del campo y le da un servicio útil a toda su comunidad, el otro la explota pase lo que pase y caiga quien caiga, siempre mal justificando su voracidad.

Todos debemos preocuparnos y ocuparnos de semejantes excesos y ponerle límites antes de que los procesos especulativos destructivos terminen por arrasar nuestro ambiente y nuestras vidas. Antes, sin aceptar ningún tipo de justificación en contrario, debemos salvar lo que sabemos que indefectiblemente es campo de agresión del exceso y del abuso.

En general, es en el nivel del manejo de los bienes de capital en donde este síndrome de la especulación cala más profundo en las acciones de las personas y de las compañías -que no son abstracciones sino que son voluntades y decisiones de personas reales como cualquier otra-.

Frenar la codicia y la avaricia de la especulación malhabida en cuanto aparezca, nos va a devolver la humanidad socializada que nos han robado y que hemos perdido por los imperativos de una supervivencia que llaman "de desarrollo" en la que mucha de las sociedades mal llamadas "capitalistas" han caído. Son sociedades de puro financismo y especulación.



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