TEORÍA DE LA NECESIDAD - El Eficientismo Social -
                      Una Economía  de Todo y para Todos.    Prof. Mauricio Jorge Yattah

  46 - El poder del capitalismo en manos del poder político
       Audio - Imagen MJY

El crecimiento del movimiento económico mundial y la flexibilidad y oportunidad que le ofrece el financismo es tal que todo negocio se transformó en un negocio de inversiones financiero-económicas, y no al revés, como siempre fue.

Los canales, las formas y los procedimientos se fueron deformando y prostituyendo y las leyes se dieron al juego de acompañar y proteger cada nueva oportunidad de macro negocios transformando al derecho en el derecho de unos pocos en contra del derecho real y natural de todos.

Semejante tamaño de mercados y de operaciones necesitan que los grupos financieros de inversión -y más adelante los grupos económicos con activos y flujos financieros disponibles- ahonden en sus relaciones con los administradores públicos que son los que manejan y representan políticamente a los mercados económicos, situación que les permite diseñar las operaciones con las libertades del caso y con las protecciones jurídicas que necesitan.

Este profundizar -penetrar- en las relaciones con el sector público tomando como operadores -agentes, gerentes- a individuos que están en cargos públicos ejecutivos, legislativos y judiciales cierra el círculo de la operatoria y su seguridad. La compra de presidentes, ministros, políticos, jueces, partidos políticos, asociaciones de profesionales como martilleros, etc. son hoy cosa aceptada en los ambientes de los grandes negocios.

El ciudadano que antes buscaba servir a la comunidad asumiendo un cargo público fue transformando su necesidad y orientándose a que está en un puesto público y que en algún momento alguien lo va a requerir para aceitar un negocio, licuar problemas dentro de la estructura pública y naturalmente piensa que estos favores tienen un precio.

El político fue y es actualmente el factor de cambio de los sistemas públicos, y en consecuencia de cambios en el estado de derecho y del estado jurídico-legal, base de las relaciones colectivas entre las personas y contrato social tautém e implícito sin el cual ningún tipo de relación social puede construirse.

Por ejemplo, el estado de derecho decantó en otro sistema jurídico que llamo Estado de Ley, en donde ya lo que importa no es que impere el derecho de las personas sino que se le imponga la ley a cualquier costa.

Factores de este tipo fueron prostituyendo -corrupción pública- los mecanismos institucionales transformándolos a favor de los intereses especiales de los corruptos y en contra del bien común para los cuales fueron los sistemas públicos ideados y diseñados para beneficiar y servir.

Por un lado, la necesidad de abrir mercados grandes con grandes operaciones obliga a la función pública a generar mecanismos como el de "vía libre" o de la "zona verde" o de la "zona liberada" donde el político ejecutivo, el político legislativo y el político judicial hace y deshace lo que el negocio macro necesita para funcionar y para proteger a los sujetos privados y a los sujetos públicos que "facilitan" la realización del mismo.

En nuestro país, un "facilitador" de este tipo de manipulaciones administrativas públicas fue Dromi, muy legal, pero absolutamente ilegítimo e inmoral para con la cosa pública y en contra de todos los argentinos.

La construcción de códigos mafiosos -simples, directos, terminantes y absolutos- entre sujetos y empresas ávidas por hacer grandes negocios junto a los funcionarios públicos que están en cargos de decisión, más la sistematización e institucionalización pública de estos códigos mafiosos ha destruido los andamiajes jurídico-legales de casi todos los países débiles del mundo.

Todo estos códigos mafiosos -simple, directo, rentable- en contra-posición y como contrapeso a la complejidad de la normativa jurídica que sigue creciendo, sigue aumentando, sigue trabando y dificultando cualquier proceso de ley para el ciudadano común que tiene que superar los infinitos, engorrosos y costosos procedimientos públicos instituidos por los mismos sujetos que por otro lado todo lo facilitan, si hay dinero de por medio.

El último estrato de penetración enferma en la economía de la gente es la ingerencia político-judicial -la construcción de lazos de corrupción entre el poder político y el poder judicial por medio de la connivencia y del contubernio permanentes- situación que destruye definitivamente los procedimientos y sistemas públicos y hace que éstos se desbarranquen arrastrando el derecho ciudadano cualquiera este sea.

El Poder Judicial se transforma en el quiste de la corrupción pública y la relación entre éste y el Poder Político es el fusible por donde circula la peor de las corrupciones: la que desintegra las instituciones públicas y la que destruye todo derecho ciudadano.

Uno se ríe cuando hay "especialistas" que dicen que el signo político de un gobierno destruye los derechos ciudadanos, caso de gobiernos militares o de democracias no tan representativas, cuando en realidad y por una diferencia infinita más de hechos es la injusticia de todos los días en los tribunales judiciales la que serrucha poco a poco TODOS los derechos ciudadanos, sin excepciones.

El proceso judicial ya no se realiza para la defensa del derecho ciudadano sino para aportar al mercado del conflicto ergo para beneficio de los profesionales del derecho y de los judiciales, transformándolos en los actores principales y protagonistas de cualquier tipo de conflicto real o inducido.

Los actores del capitalismo mayor -financismo mediante- utilizan todo el aparato político-judicial corrompido para llegar a un punto de eficiencia y eficacia absoluta que rinda lo suficiente así prostituyendo funciones, cargos, reglamentos y relaciones entre las personas con lo que llega a sistematizar e institucionalizar la corrupción en todos los frentes públicos.

Estas conductas y procedimientos continúan decantando inmundicia hacia áreas e instituciones privadas también, cerrando así el círculo de la desintegración de los infinitos contratos sociales que los pueblos construyeron. Ya no hay moral y la ética en las relaciones ha dado un vuelco de 180 grados.

El trabajo de reformar los procesos y procedimientos públicos y privados sufrieron tantas reformas mal intencionadas y tendenciosas que podríamos decir sin equivocarnos que la corrupción -como la definimos- ya NO existe. Esta ha transformado de tal manera y a tanta profundidad los sistemas públicos que estos cumplen perfectamente bien con los requerimientos de los planteos corruptos y de delincuencia pública y han destrozado así todos los derechos del ciudadano de trabajo y estudio, que en definitiva debería ser EL SOBERANO, si hablamos o estuviéramos en democracia, una democracia real.

Como corolario: se delinque en dónde se quiere, con lo que se quiere, y con quién quiere, tanto en los niveles nacionales como internacionales.

Lo único que se consigue como correctivo ineficaz es "el proceso judicial", que muere en cualquiera de las instancias judiciales del procedimiento administrativo dejando impune a todos los actores del hecho y mucho más ocultos e impunes a los actores intelectuales.

Se transmigran nombres de instituciones públicas y privadas hacia otros nombres que las denominan y hacia "otras" formas jurídicas que las contienen para seguir siempre en exactamente "lo mismo", ser exactamente "los mismos" y dejar inmune e impune a todos aquellos "públicos y ocultos" que las promueven en flagrante delito contra la sociedad.



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