Estamos viviendo una esquizofrenia y un delirio social, y
estamos al borde del suicidio individual y colectivo. Es literal.
Los mensajes de promoción, de publicidad ya no encuentran
más espacios ni más tiempos en donde meterse, en donde tener presencia y en
donde impactar.
La competencia se está comiendo li te ral men te
al hombre y a la mujer, ya se comió al tiempo y a todos los espacios.
La competencia obliga, en un momento de descuido, a que
se consuma de todo y cualquier cosa. No le importa si el producto sirve o
no, si el servicio es bueno y de excelencia o no, solo aprovecha esos
continuos instantes en que se mete en la vida de las personas y de la
sociedad para cobrar lo suyo, momentos de enganche de debilidad, en el que
la persona está con la guardia baja... y pica.
El mundo de las ofertas ya no es bueno, gentil,
útil. Hoy es una amansadora de imposiciones, es violento y es perverso.
Y a diario tenemos que soportar este estado de cosas prescindibles e
inútiles. Para estar prevenido el ciudadano siempre tiene que estar con un
no gracias en su mente, dispuesto a lanzarlo a cada instante.
Tienen a la sociedad en un estado de guerra permanente y cuando se le queman
los cables a alguno... se preguntan por qué será, cuando los niños no
prestan atención... se preguntan por qué será.
Los productores ya no saben qué hacer para "enchufar"
sus productos y todo TODO cae indefectiblemente sobre las personas, sobre
los seres humanos de todos los días que sobre...viven en un mundo de
imposiciones, de mandatos.
Así, no va más.
Nuestra propia naturaleza les está poniendo un límite
natural: la atención. Nadie está prestando atención,
ni los niños en las escuelas porque fuera de ella están bombardeados con
mensajes de medios de información, por actitudes de los adultos que les
generan dinámicas esquizoide comunicacionales y de convivencia, con ejemplos
de que "todo anda de maravillas" cuando ellos sensan que todo está mal, etc.
Las nuevas generaciones no se "tensan" más
por nada, ni por la muerte, ni por la catástrofe, ni por el abandono o la
soledad. La a...tenSión es la primera regla. Ante el
requerimiento de una atención continua hay que relajarse y a...tenSionarse.
El primer impulso de cualquier relación que tiene un ser
consciente es tensionarse para ajustar sus variables de comunicación y
relacionales a las del otro, en donde ambos, por un intervalo de tiempo, se
ponen en tensión para articularse para interactuar, después viene la
"no...tensión", sin tensión.
Los niños y los jóvenes nos enseñan hoy a que ni siquiera
se debe entregar esa tensión primera para no dar espacio a la
penetración, sino que de la misma manera que quiere entrar la dejen salir,
sin afectarlos.
No le entregan su percatarse ni su tensión o interés a
nadie ni a nada que no surja espontáneamente con la presión y la brillantez
de un rayo de alumbramiento automático y se prenda y se apague con la misma
velocidad, y ellos hacen lo mismo, se prenden y se apagan en su atención
consciente con una velocidad pasmosa.
La atención que se presta es tan volátil, tan superficial
y mezquina, es tan impersonal y falta de esencia que asusta cuando la
proyectamos hacia el futuro de la humanidad. No es a las nuevas generaciones
a las que hay que culpar ni responsabilizar, ellas solo se protegen de la
mejor manera posible de invasiones y de imposiciones, son los actuales
mecanismos de competencia antropófaga y deconstructiva de valores y de
actitudes humanas lo que genera esto, y es responsabilidad de todos corregir
estos sistemas de lucha antropófaga impuesta.
Y la economía tiene la mayor de las responsabilidades en
el cambio.
Todo el Peso de la Situación se le debe atribuir a los
sistemas económicos que se han generado, ya que son los macro sistemas en
los que vivimos los que se imponen sobre los micro sistemas.
Responsabilidad de un sistema económico SÍ, el
capitalismo.
Responsabilidad de otro sistema económico SÍ, el
financismo.
Responsabilidad de un otro sistema económico SÍ, el
comunismo, que ha interpretado muy mal, premeditadamente, desde lo
institucional y político, las intenciones y teorías de Karl Marx.
Todo concluye en que el ser humano naturalmente genera
mecanismos de desprendimiento de lo que lo hace sufrir, de lo que le quita a
diario libertad y que le construye infinitos miedos y perturbaciones en su
ser en relación con las cosas y con sus semejantes, sistemas que le han
quitado toda su libertad y toda su independencia: de movilidad, de criterio,
de elección.
En fin, la competencia y el sistema económico actual ha
anulado al Ser y ha anulado a la Cosa en sus propias esencias, por más que
presenten miles y miles de productos y que ofrezcan miles y miles de
servicios cada día más refinados y sutiles, más brillantes y espectaculares,
al robarle la esencia de ser humano y al ser producidos y dados sin el
sentimiento de una oferta sincera entre semejante y semejante,
al haber creado relaciones mecánicas han perdido todo sentido y así
lo sienten y lo viven miles de millones de personas: unos que ya saben cómo
es el proceso de imposición, otros que por ser excluidos jamás ni siquiera
les prestan atención porque son como estrellas que jamás, ni con discursos,
ni con palabras, ni con procesos de inclusión engañosos podrán alcanzar, y
otros porque confiaron y fueron cientos de veces defraudados.
Se imponen profundos cambios en nuestros sistemas de
convivencia, más simples, directos, transparentes y sinceros.