Lo único que satisface una necesidad física es Lo
Real, por consiguiente, solo es válida la Realización. El
resultado de la realización debe satisfacer necesidades al cien por ciento e
inmediatamente.
Todo lo diferido es ineficacia e ineficiencia para el
sistema económico, o es falto de desarrollo de elementos de actual...ización
a la insatisfacción individual y social. El foco de la actividad humana debe
centrarse en el AHORA, como toda persona activa lo hace a diario.
Lo real reduce el conflicto, aumenta la
coincidencia de criterios y potencializa las relaciones entre las personas
para bien y mejor de todas ellas. Lo real complementa los esfuerzos y
multiplica los métodos y formas de realización en función de un mismo
objetivo, y lo real disminuye los ruidos en la comunicación armonizándola.
Lo real hace producto, da servicio.
Reducir idealizaciones, promesas y especulaciones y
aumentar realizaciones. Reducir proyecciones y prospecciones y
aumentar actualizaciones y efectiva utilización de recursos y resultados
inmediatos para la satisfacción de necesidades básicas y primarias al
momento en que deben ser satisfechas.
Producir rendimientos mayores de la tierra porque
políticamente crece la imagen o porque una oferta mayor reduciría el precio
es dañar factores naturales de relación y rendimientos atentando contra un
balance natural.
Se debe producir y usar lo que se necesita para existir y
no afectar la producción a valores de cambio, a valores de riqueza, ni a
miedos o especulaciones. Evitar la inercia que produce la ansiedad y la
codicia, la acumulación y el atesoramiento. Tarde o temprano todo este tipo
de deformaciones de las variables naturales se compensan con reacciones y
cambios del ambiente natural que busca equilibrar semejantes elucubraciones
estrambóticas.
Evitar especulaciones políticas y negociaciones espurias
sobre la economía real que afectan millones de factores y a millones de
personas de una sola vez desarticu-lando los elementos de la producción y
los equilibrios naturales que el ser humano en acción económica produce a
diario.
La Realización es de muy clara concepción: fija la
necesidad básica, establece los recursos que se tienen, activa al individuo,
articula y consensúa al grupo de trabajo y acciona en forma concreta y real
en pos de la satisfacción plena.
A lo largo de la historia humana los grupos que se
integran para ir en pos de la realización efectiva de la satisfacción de una
necesidad, sean cazadores, recolectores, agricultores, artesanos u obreros
de una fábrica, son grupos de máxima potencia y efectividad y de muy bajo
conflicto en sus relaciones.
Lo realizado por un grupo libre e independiente de las
deformaciones que aún sufrimos conlleva a una distribución natural
comunitaria cuando hay sinceridad y solidaridad en las acciones, cuando
existe una espontaneidad natural y una comprensión plena de la necesidad que
se debe satisfacer. En situaciones así, el conflicto es mínimo y la relación
es natural.
Pero cuando la realización tiene otros elementos que la
limitan: como autoridades formales y no funcionales, como desigual
distribución de tareas, como conductas coactivas y coercitivas, como una
división negociada y política entre capital y trabajo, como las
conciliaciones obligatorias y como las paritarias plagadas de políticas
y de ideologías que nada tienen que ver con la economía, la maquinación
humana salta por sobre el sentido común y destruye la propensión a lo
natural de la acción comunitaria transformando todo en una sarta de
especulaciones, de envidias y trasgresiones.
La realización es una fundamental variable de convivencia
existencial y necesita de un equilibrio mucho mayor que el simple sueldo,
salario, honorario o ganancia en su compensación.
El ser humano necesita sentirse en su función de
trabajo. Sentirse útil, sentirse bien, sentirse
protegido y sentir que protege. Necesita sentirse con
esperanzas y sentirse en desarrollo.
La mujer y el hombre en actividad productiva o creativa
necesita tener un entorno de semejantes y de comunes con los
que realizase; necesita sentir que lo que hace bien a su vez le hace bien
a sí y a otros y necesita sentir muchas otras cosas más.
En el sentirse funcionan una cantidad infinita de otros
elementos de identificación psicológicas y sociológicas que nos obligan a
considerarlos también, y no tan solo la productividad, la puesta en
funciones de autómatas en las líneas de producción o la potente vanidad del
ingeniero que solo maneja toda una planta robotizada de ensamblajes.
Estas funciones mecánicas, automáticas, electrónicas, son
simplemente eso; pero no es humano, no es individuo, no es
sociedad. Los procesos de producción no son colectivo comunitario ni
valor humano ni necesidad humana, son cosas. Las máquinas hacen,
pero no piensan, no sienten, no tienen ilusiones ni tampoco sufren, se
rompen y ya.
La importancia de sentirse el único ingeniero a cargo de
mil robots o de sentirse una de mil ensambladoras de chips pierde con el
tiempo su rango de diferencias y comienza a inundar la mente y los
sentimientos del trabajador con dudas y cuestionamientos existenciales que
lo confrontan con la dicotomía de los extremos violentos de contrastes
contra-natura.
El proceso extorsivo que sufre el trabajador en las áreas
del sistema de producción actual es pavoroso, injusto, infame y de factura
atroz de lesa humanidad.
En todo esto no existen culpables -a secas-, pero si
existen responsables que se abusan de cada situación, en donde todo es
consecuencia de haber perdido la conciencia de que todos somos seres
humanos en función de satisfacer nuestras necesidades.
Es cierto que las máquinas son las eficientes y las
eficaces y que su creación alimentó la panacea de la humanidad. Pero es
atroz atar al hombre a ellas y considerar que semejante unión podría ser
natural y perpetua. Cualquier consideración en contrario es pura basura
intelectualoide y mezquina.
El Ser Humano es la perla de todo esto, y es el Ser
Humano el único contenido y continente de la humanidad.
A pesar de los gritos para despertar del abuso y de la
explotación que infinitas voces permanentemente producen se siguen haciendo
oídos sordos, y la producción desenfrenada -pseudo desarrollo- por la producción
misma se lleva cargada vidas de personas y derroche de recursos cueste lo
que cueste y caiga quien caiga.
Todo lo que estamos produciendo a increíbles niveles de
eficiencia y de eficacia lo estamos perdiendo en valores de identidad
humana, en tiempos de existencia humana, en percatamiento de la importancia
del sí mismo y del otro como semejantes, en la comprensión de la
responsabilidad que como adultos de este mundo nos cabe para con los
adolescentes del mundo del mañana, y más, mucho más.
Los bajos precios de mercado, conseguidos con la ley
de la competencia a cualquier costa y a cualquier costo son resultado y
consecuencia directa del hambre humana en todos sus valores y principios más
básicos y fundamentales.
Su variable bajos precios -o en su caso
enormes ganancias- es inversamente proporcional a pérdidas
humanas de todo tipo. Dentro de la misma ecuación se incluyen los
precios exorbitantes -los precios de marcas, de modas, de etiquetas-
que discriminan entre unos pocos que cobran y que pueden pagar y miles de
millones que no cobran y que no pueden pagar: simple esclavitud y
servidumbre moderna.
La realización del ser humano actual y futuro como
elemento de convivencia planetaria debe ser la complementación
espontánea, jamás forzada por los tejes y manejes de las
consolidaciones empresarias surgidas de arreglos políticos para ocultar la
debacle que se avecina.
Querer mantener las premisas, los fundamentos y los
sistemas del financismo o de un capitalismo salvaje como que la competencia
hace milagros y que la humanidad funciona con el sálvese quien pueda,
o con el dinero por el dinero mismo hace estragos por mil otros lados
sobre sociedades humanas y sobre lugares de la tierra que cada vez están más
allá y más lejos.
Complementación es ahora y es en vez de
competencia.
Realización es en complementación y realización
es visualizar lo primero primero para el grupo humano que
necesita inmediatamente satisfacer necesidades básicas y primarias.
Abastecer a la familia, abastecer al pueblo, abastecer a
la región, abastecer al país, abastecer al hemisferio, abastecer al mundo.
Comenzar por casa satisfaciendo las necesidades
básicas de todos, seguir con las necesidades básicas del pueblo, de la
región, del país, del hemisferio y del mundo.
Realizarnos satisfaciendo las necesidades primarias
de nuestras familias, satisfa-ciendo las del pueblo, después las de la
región, del país, del hemisferio y en definitiva del mundo. Este es el
sentido humano y natural de lo que producimos, de lo que creamos, de lo que
servimos y de toda la actividad que desarrollamos y del producido de la
tierra, nuestra tierra, nuestros rendimientos y nuestros retornos.
Hasta conseguir una satisfacción plena planetaria debemos
encerrar al mundo que está loco, loco, loco produciendo diamantes con gente
que se muere de hambre ahí mismo mientras cava. Hasta conseguir una plena
satisfacción de las necesidades básicas de todos debemos encerrar al mundo
que está loco, loco, loco exportando agua mineral al mundo envasadas en
plásticos y transportadas en contenedores por miles de kilómetros
simplemente por el nombre del agua mineral y porque ¡sale más barato! justo
en las fuentes de un lugar que tiene ¡ahí mismo! agua mineral.
No, el mundo no está loco, el mundo está todavía
soportando la estupidez humana con una valentía y un coraje
fuera de toda proporción.
Produce sus propias convulsiones, pero sigue aguantando.
Es hora de terminar con estos abusos y estupideces.
Realicemos para los nuestros, después para los ajenos.
Realicemos en complementación antes de entrar en competencia, realicemos lo
básico para todos, después lo prescindible para algunos.
Realización única variable aceptable de convivencia
planetaria, pero en términos sanos, saludables y de sentido común.