Activarse al instante para satisfacer una determinada
necesidad es una acción cotidiana y de máxima eficiencia y efectividad.
Millones de acciones se realizan así y consiguen su
objetivo: saciar la necesidad. Este es el ejemplo práctico de que La
Necesidad es la Madre de la Acción.
Comprender cómo funcionan las 7 necesidades básicas
humanas, cómo funciona la asociación que tenemos con la tierra como elemento
de producción de riquezas, cómo se concentra la actividad humana en esta
complementación entre laboreo y potencialidad de la tierra y cómo se
concentra el ser humano en su aquí y su ahora para rendir lo justo
sin diluirse en la persecución de idealizaciones que desgastan su
accionar y derrochan recursos físicos limitados es el tema de este título.
Aunque la premisa La Necesidad es la Madre de la
Acción es para la potenciación y mayor eficiencia en el rendimiento
integral de las personas activas, su aplicación se extiende a los factores y
rendimientos de la tierra si escuchamos los tiempos de la naturaleza y
aprendemos a respetarlos.
Todo fruto y rendimiento se va a producir en equilibrio y
balance naturales, esto lo sabe el hombre de campo y vive
escuchándolo.
El individuo moviéndose para satisfacerse de una
necesidad lo hace con plena conciencia de la medida justa de esfuerzo que
debe producir y de cuánto debe retirar del medio ambiente para quedar
saciado. Así, esta medida justa, deja en la tierra lo que el ser humano no
va a consumir y la tierra se encarga de guardar y/o procesar las riquezas
que no necesitó utilizar.
Extraer más de lo necesario para su consumo hace que el
ser humano deba gastar en otros recursos para conservar lo que la tierra
hace con absoluta naturalidad y sin gasto alguno.
Preocuparse por cuánto hay de ofertas o de demandas para
estabilizar curvas y tendencias, abultar inventarios o buscar la
especulación financiera para mantener unidades de producción de bienes y
servicios que están siendo estranguladas por la competencia antropófaga son
algunas de las malformaciones conceptuales y erradas de las relaciones entre
los recursos reales, las riquezas reales y los consumos reales.
Con la premisa La Necesidad es la Madre de la
Acción, muchos de los elementos desvirtuados van a encontrar su
propio y justo punto de relación.
Entender en dónde y cómo se relacionan estos infinitos
elementos, en especial aquellos muy queridos, necesitados e intrínsecos de
los seres humanos, es prioridad uno en la aplicación de la premisa.
Descubrir cuáles y cuánto de estos elementos debemos
complementar para producir más y mejor de lo que necesitamos
satisfacernos es tarea difícil por la cantidad de variables en juego, pero
de muy fácil arranque, ya que se pueden programar las prioridades,
preferencias e inmediateces sin mayores inconvenientes y la cotidianeidad de
estas actividades, hace que todos de una u otra forma comprendamos de qué se
trata por establecerlas cada día de nuestras vidas.
El sentido de lo necesario, de lo útil, de lo
imprescindible, es natural en todos nosotros y solo requiere de aplicación.
Tenemos en esta obra un adelanto de aplicaciones
conceptuales como las 7 necesidades básicas personales, la transferencia de
la necesidad Justicia de ser la séptima de las necesidades básicas
personales a pasar a ser la primera necesidad social para ecualizar al
resto, la ley del cambio y la ley del equilibrio, la teoría de lo
obvio, el principio de las 2 EMES -Más y Mejor- en la explotación de
los recursos, el principio de la complementación desplazando al de
competencia, y muchos otros conceptos y propuestas se alinean con La
necesidad es la Madre de la Acción para transformarla en factor de
máxima eficiencia y de mayor efectividad para el desprendimiento de un nuevo
orden humano y económico.
Manejar patrones conceptuales bien definidos y exactos va
a liberar de incertidumbres los cambios buscados, que, junto con las estructuras
institucionales que proponemos desde Un Mundo Un Pueblo -1x1-
y los programas de cambios en los conjuntos de relaciones entre
determina-dos sectores sociales y sus específicas necesidades comunitarias,
sumado todo a la implementación de una Democracia de Participación
Directa son un claro y seguro camino por donde avanzar para el
profundo cambio socio-económico que necesitamos.
Conceptos claros y definiciones precisas deben ser parte
del sistema económico para que todo ciudadano activo los comprenda sin
necesidad de esfuerzo intelectual y deben ser marco natural de la vida
cotidiana productiva y creativa de todos.
Toda persona activa debe comprender lo simple y
particular de cada concepto sin mayores explicaciones, tan solo la
observación directa, clara y de sentido común debe ser suficiente
para que cualquier persona interprete los valores y principios de la
economía en la cual participa y ayuda a desarrollar.
Estamos construyendo nuevos universos desde
los errores y destrozos de los viejos universos que nosotros mismos ayudamos
a armar. Muchos de ellos, grandes logros y de enormes beneficios para la
humanidad, pero las realidades actuales humanas nos obligan a avanzar con
nuevos cambios, con nuevos paradigmas, con nuevas visiones.
Estos universos deben ser claros y transparentes
y no sujetos a dobles interpretaciones o a ambigüedades, deben presentar
la realidad tal-cual-es y funcionar desde una verdad absoluta,
personal y social. Deben aportar a la naturalidad de la acción de
producción y de servicio y ser naturales también para las
distintas sociedades del mundo con todas sus diversidades de recursos,
de necesidades, de culturas y de civilidad.
Deben ser universos donde la articulación de los
conceptos ya largamente utilizados de eficiencia, de eficacia, de
oportunidad, de calidad, de satisfacción sigan en funcionamiento, pero ahora
teniendo como factotum principalísimo al valor y al principio humanos como
actores principales y como factotum complementario la generosidad y
fertilidad de la tierra.
La necesidad siendo la madre de la acción
es una premisa tan poderosa para el equilibrio de las relaciones planetarias
como no les hagas a otros lo que no te gustaría que te hagan a ti.
Esto excluye cualquier otro tipo de legislación complementaria para
balancear armónicamente y en justicia la relación entre unos y otros.