¿Cuál o cuáles serían los límites entre la inteligencia
humana y su propia estupidez?
Entendiendo por estupidez: una acción que lleva más
sacrificio y recursos que los beneficios que produce y que además es
iterativa in eternum sin captar la atención o la conciencia que prevenga
a la persona o a la sociedad de seguir haciendo lo mismo y dejándola que
siga sacrificando y derrochando recursos para realizar compulsivamente su
objetivo.
Los límites son claros y están basados en la cantidad de
esfuerzo y de sacrificio requerido para conseguir algo o para apropiarse de
algo.
Digamos que uno naturalmente es un gran deportista porque
ha nacido con un físico privilegiado, lo sabe, se entrena y llega a producir
una performance magistral llegando a ser de los mejores en su especialidad.
Bien, el esfuerzo fue aplicado sobre un cuerpo
naturalmente preparado para este desarrollo, además el deportista hizo
sacrificios para potenciarse física, intelectual y emocionalmente para
conseguir mejores rendimientos, y además tuvo, de una u otra forma, todo un
entorno que lo acompañó en su desarrollo. Toda una actitud natural e
inteligentemente utilizada.
Pero si ninguna de esas características se le presentara
a otra persona, pero ésta quisiera sí o sí llegar a ser aquel
deportista, qué pasaría, seguramente gastaría recursos y no conseguiría los
resultados esperados ni por asomo.
El verdadero deportista nos muestra su naturalidad aunque
haya requerido de esfuerzos y sacrificios extras, pero la segunda persona
nos muestra su lamentable tozudez para tratar de conseguir algo que
naturalmente no fue nacido para que sea así, aunque tal vez pueda conseguir,
por otro lado, otro tipo de beneficios por sus sacrificios.
Así se ve la economía actual, llena de imbecilidades,
llena de sacrificios inútiles, llena de despilfarros de todo tipo y llena de
aplicación de recursos en lados de no fertilidad cuando
puestos en sus justos lugares y en sus exactas dimensiones podrían rendir
riqueza sin esfuerzos humanos extenuantes.
Puede ser que algunos sientan que aplicar la palabras
estupidez o imbecilidad a procesos económicos que muestran "sus
maravillosos resultados" son palabras demasiado fuertes para el caso,
pero no lo son, son exactamente eso y sustituirlas es sacarle a estos
procesos de desarrollo el peso y la responsabilidad que tienen por haberse
chupado sacrificios y recursos físicos, humanos y existenciales para poder
vivir ellos mismos en sus propias fantasías y divagues creando esclavitud,
servilismo y pobreza a su alrededor.
Peor aún es cuando una estupidez sigue a otra y a otra
más. Esta estupidez humana -porque la naturaleza no las produce- es como
plantar un árbol derecho y después ocuparse en que el árbol crezca torcido,
y ver y disfrutar como el árbol crece más y más torcido con los años. Esto
pasó con nuestras economías y con nuestras relaciones en actividades y
transacciones entre humanos y con la madre tierra.
O volvemos a ponerle sentido inteligente a la economía o
la cosa se va a destrozar por sí misma definitivamente como viene pasando:
arrasando pueblos enteros, regiones enteras, construyendo esperanzas
desesperanzadoras, y destruyendo esperanzas en cosas que solo despuntan y
que son matadas en cuanto inician sus procesos, y miles de deformaciones más
-que incluyen la destrucción de estados de derecho, de justicia social, etc.
etc. etc.- en su camino tortuoso de todos los días.