Una visión global sobre los progresos en lo económico nos
lleva a ver que fueron desiguales, como naturalmente debieron ser.
Nadie puede planificar desde una posición global o
universal pero si se puede, cada tanto tiempo, observar el comportamiento
humano y ver sus resultados y entonces producir los correctivos del caso,
como lo estamos haciendo desde aquí.
Hoy es ese momento en el que debemos preguntarnos: ¿no
es el tiempo histórico en que todos, teniendo en cuenta nuestras particulares
y especiales inquietudes y aptitudes, nos integremos para impulsar y
desarrollar una revolución social mundial en donde el punto de corrección se
establezca en los desarrollos deformados de la economía, de la distribución
de bienes y servicios, de la identificación de "lo importante" y de qué es
superfluo en el esfuerzo cotidiano para así poder equilibrar crecimientos
que debamos volcar a nuestras relaciones humanas como individuos y como
sociedades?
¿No es hora de que reveamos qué pasa con el
enquistamiento que desde lo jurídico-legal se ha producido sobre nuestros
sistemas políticos e institucionales, generadores de enormes bolsones de
corrupción y de maltrato sobre las personas, que a su vez afectaron la
equidad, la distribución justa y las oportunidades de millones de personas
en el mundo para abastecerse de bienes y servicios indispensables para su
subsistencia?
Si, hoy es el momento de volcarnos hacia lo importante
que es: lo humano, y es el momento para equilibrar sistemas que nos han
esclavizado y sumido en la miseria y en la indigencia, en especial en países
"emergentes" que están diseñados para jamás emerger; ejemplo sobran y son
más que evidentes de deconstrucciones nacionales, sociales y económicas, que
nos llevaron a mayor caos, mayor desigualdad y mayor indigencia.
El desarrollo sostenido e infinito que debemos visualizar
y realizar pasa por "lo humano" en donde toda otra disciplina
o área se subordine a las necesidades insatisfechas de "los humanos",
todos sin exclusiones, sin fronteras, sin países, sin grupos de preferencia.
Este horizonte nuevo es el gran desafío.
En todo esfuerzo cotidiano debe explotar en millones
de rayos el yo social, y de éste la actitud de búsqueda del otro yo
individual para contenerlo.
No es desde lo económico, desde lo político, desde lo
jurídico que se nace al engrandecimiento del ser humano; este tipo de
actitudes y de paradas que son especializaciones son, en realidad,
las que han roto e inhabilitado al ser humano para ver..se,
para observar..se, para tener en consideración a su semejante,
cosa que se puede decir que son discapacidades existenciales adquiridas
-porque tanto es lo que se especializa que se pierde la noción de lo
mínimo, de lo básico y del sentido común que cualquier otro puede observar.
Se pierde la visión del todo, y ya no queda nada. Como dice el chiste: es un
ser todo oreja, o todo nariz, ya dejó de ser un ser humano un ser social.
Se ha olvidado al otro, y en ese olvidarse del otro se ha
perdido el cada uno de nosotros, desapareció el uno mismo íntegro,
absoluto, total, y debemos recuperarnos como individuos semejantes en
consideración y respeto: del otro como semejante e idéntico al uno mismo.
He aquí, entonces, la importancia de que en una nueva
economía social -que se aleje de la economía enquistada y casada con la
política- el concepto del abastecimiento utópico -AU- comienza
a tener sentido y significado para el logro de lo infinito y perdurable. Un
abastecimiento utópico que como variable de redistribución de
beneficios económicos funcione como los canales de vasos comunicantes entre
los esfuerzos desparejos naturales de los distintos mercados, en las 7 áreas
de necesidades básicas.
No más transferencias de productos o servicios a -moneda
corriente-, de ésta a tasas impositivas y de éstas a redistribuciones hacia
lo social que llega cuando al político le conviene que "derrame" a la
boca de los pichones hambrientos e indigentes.
La nueva economía -la economía social- debe
evitar reconversiones innecesarias hacia lo financiero y actuar sobre los
excedentes mismos de productos y servicios redistribuidos inmediatamente al
"espectro social inmediato".
En áreas de sistemas macro como el jubilatorio, como el
de satisfacción de las 7 necesidades básicas, como el de la expansión de los
niveles de confort y abastecimiento que funcionen como impulsores de mejores
estándares de vida, o en áreas en donde el consumo efectivo del producto y
del servicios no pueda ser acumulado ni guardado debe aplicarse el
abastecimiento utópico para su redistribución, sin transformar esos
productos o servicios en activos financieros que después vuelvan a tomar las
forma de otros productos o servicios.
Una parte muy grande de la economía debería funcionar con
transferencias automáticas sin necesidad de cambiarse por moneda, de esto
trata el abastecimiento utópico que presentaremos más adelante.
En conclusión, el nuevo horizonte y desafío es visualizar
"lo humano", redistribuir producto hasta su punto de satisfacción
socializada, restringir lo financiero para evitar acumulaciones
"ficticias" de excedentes, permitiendo, así, que las variables económicas
fluctúen entre ciclo y ciclo de producción de acuerdo a las satisfacciones
que sus resultados produjeron, y activar AU -abastecimientos utópicos-
hacia cuantas más personas y mercados mejor para llegar al nivel ético y
moral de satisfacción deseada y así tender las relaciones económicas a una
automaticidad y continuidad de desarrollo sostenido.