Estamos hablando: de la reproducción infinita de
recursos útiles y necesarios para toda la humanidad, surge, ahora sí,
que el ser humano aplique su pensamiento y ánimo para generar y para ordenar
sus distintas actividades y potencialidades.
No es solo una cuestión de tiempos y movimientos
como la de Taylor, es el reordenamiento intelectual y la creación de un
nuevo andamiaje de participaciones en los procesos económico-sociales nuevos
que se deben construir. Es mucho más complejo y sutil, en donde cada
individuo, cada grupo, cada comunidad va a darnos su propia y particular
respuesta.
Cambia el origen y el orden de la motivación.
La cosa como tal debe verse de distinta manera, el valor
de los productos también y se impone por sobre todo el valor de uso y no el
de cambio.
Los pesos y los tanto por pesos dejan de monopolizar
todas las transacciones, nos ocupamos de los trabajos que sean o no
productivos y útiles y ordenamos las necesidades por niveles de importancia.
Las faltas se cubren hasta ser plenamente satisfechas y los excedentes se
entregan para el consumo de otros también. Se activa la sociedad en
solidaridad y complementación y la competencia tiene límites en su punto de
máxima efectividad y no más allá.
Se ve al semejante para cubrirle sus necesidades básicas,
muchas por medio del AU -Abastecimiento Utópico-, y de
los abastecimientos R. -de los que hablaremos más adelante-
Ver al otro como necesario y como sujeto imprescindible
de la actividad económica y como complemento de los esfuerzos de producción
y ser críticos con los derroches y los desperdicios que se producen a través
de costos ocultos y ofertas sin consumidores visibles.
Tomar conciencia sobre el consumismo y el apropiacionismo,
sobre el atesoramiento y el despilfarro y orientar e instruir a sociedades y
a individuos que viven del abuso.
Avanzar sobre la elaboración de métodos y formas, de
técnicas y estrategias y construir toda una economía de esfuerzos
viendo lo social y sus necesidades progresivas hacia el desarrollo humano.
Necesidades básicas, después primarias, después subsecuentes.
Los frenos en esos esfuerzos para conseguirlas son cuando en
lo local, en lo regional o en lo mundial, se van cumpliendo los niveles de
satisfacción.
Estudiar todos los elementos de relación humana
para comprender profundamente las implicancias de esfuerzos de producción
y/o creación de unos y de satisfacción de esos excedentes por parte de
otros.
Rangos de influencias sociales en los trabajos combinados
o en solitario que se producen.
Qué cosas deberían ser inmediatas y cuáles otras a largo
plazo, o qué elementos y esfuerzos aplicar a lo que la sociedad considera
útil y cómo hacer para descomprimir los esfuerzos que otros realizan sobre
actividades inútiles en donde los esfuerzos propios y ajenos se desperdician.
Producir sin conflicto la migración comunitaria de
actividades de un tipo hacia actividades de otro tipo que sean más creativas
y más productivas.
Las estructuras públicas deben avanzar mucho más allá que
la simple implicancia de ser más o menos burocráticas. Deben ser parte
activa y dinámica de las bases sociales en acción y complementarse.
La construcción de lo útil y el descarte de lo inútil,
de lo productivo y de lo no productivo, de lo creativo o del simple
desperdicio, de lo mediato o de lo que es inmediato de resolver y que debe
ser resuelto ahora mismo.
Avanzar en cómo y a través de qué procedimientos se van a
transferir recursos de producción o de creación humana o material para
atacar objetivos de necesidades insatisfechas de otros grupos sociales.
Ver que las industrias actuales y las formas de trabajo
están enquistadas en sí mismas y solo cambian cuando cambia la tecnología,
pero que su dinámica de cambios debe pasar fundamentalmente por una
preocupación y ocupación constante de las personas que son parte de la
empresa.
Todos de una u otra manera tenemos miedo al cambio, nadie
se ve produciendo algo y dando un giro de 180 grados en su industria o
taller, es casi imposible, y hasta heroico, cambiar de rumbo a toda una
industria, pero en estos últimos años y gracias a las dinámicas de avances
que imponen la ciencia y la tecnología vamos comprendiendo la necesidad de
vivir realmente en la ley del cambio y con la ley del equilibrio.
Esta dinámica de cambios debe transferirse a lo humano y
debe disfrutarse el descubrir cada cambio que la persona y que la sociedad
produce.
Así la economía va a acompañar la evolución y la
revolución social aportando su saber.
La desactivación de empresas obsoletas o inútiles debe
realizarse de manera consciente adaptándolas a los nuevos procesos: de
economías de profundidad a economías de superficie, de sectores financieros
a sectores productivos, de concentradoras de capital intensivo a captadoras
de actividad humana extensiva, y así con cada uno y con cada cosa.
Todo como parte de los límites máximos y mínimos
de un nuevo capitalismo de trabajo y producción que también podríamos llamar
Capitalismo Social o Capitalismo Eficiente Social.