¿En dónde radica el poder de un producto o el poder del
esfuerzo y del sacrificio puesto sobre un producto para agregarle valor?
En que éste maraville a alguien.
Si gusta, si brilla, si es suave y dúctil, si agrada al
oído, atrae.
Desde lo físico esta descripción vale. Si esto es así, la
conclusión de la ecuación es... lo que estamos teniendo y viviendo:
un mundo inundado de cosas maravillosas se va a imponer sobre el tercio o
más de la población en absoluto abandono y exclusión que va a seguir
alienada y perdida incrementando su masa crítica humana ¿humana?
hoy nos da vergûenza ajena aceptarlo. Pero vemos que el tercio crece en todo
el mundo y que nadie se cree, por los hechos que lo demuestran, que el
famoso derrame vaya a producirse para otro lado distinto a las
cuentas de los bancos de los mismos de siempre.
Es evidente y cae de suyo y cuaja perfecto en la
teoría de lo obvio. Este es un caso claro de en dónde se vive la
realidad en vez de la idealidad y en donde se vive lo concreto
y real en vez de la reificación.
Nadie puede consumir más de lo que la naturaleza le
propone y le deja consumir, si se excede, se enferma y se muere, si se
excede se aliena -se sale del sí mismo- y se deforma en otro u otra cosa.
Pensemos en la gula, pensemos en roperos llenos de ropas que se usan
una sola vez o que jamás van a ser usadas y que de última son material para
el famoso derrame que poco ayuda salvo a construir vanidad en donde
antes había humildad y solidaridad y en construir fantasía en donde antes
había realidad.
El valor agregado y el valor cierto y real del producto o
de la cosa está en la esencia de bien y esa esencia de
bien tiene con sí un valor de consumo, un valor de satisfacción y un
valor de utilización y de utilidad.
Y ¿en dónde está eso? ¿De dónde viene ese valor agregado
de bien?
En dos lugares distintos: de la tierra y depende
de lo que ella quiera, necesite y use; y del ser humano y de lo que
dependa que necesite, quiera y use.
Si la tierra se descompone -o la descomponemos- va a
buscar su equilibrio, o morir, hacerse yerma y estéril, se va a hacer polvo,
desierto.
Si el ser humano se excede, mira para otro lado o pierde
conciencia de su necesidad o de su propia esencia, pierde su equilibrio
existencial y también vive y muere sin saber y sin saberse para qué está,
estuvo ó existió.
Como lo venimos diciendo: hay que descubrir nuevas
relaciones conceptuales, hay que instruir, educar y cultivar en otra
cosa, en otras cosas, en nuevas formas de activación y de relación.
Hay que expandir todo ese saber y aprendizaje a lo que nuevos sistemas en su
conjunto puedan aportar al ser individual y productivo y que sea este
bien lo que se derrame sobre toda la sociedad.