Podemos esquematizar esta nueva visión de incluir muchas
más variables en las operaciones de transacción desde dos ópticas suplementarias:
1- relacionando los elementos económicos desde el
consumo social actual, y
2- desde el consumo social futuro,
desde la acumulación -capital-
Los resultados de las transacciones -en su completud-
hacia dónde se apropian al consumo actual o al consumo futuro,
almacenamiento mediante.
Y todos estos valores humanos ¿cómo se almacenarían a
futuro?
¿Cómo se capitaliza la satisfacción de una persona que ha
creado un producto sin hacer la transferencia de ese sentimiento al valor
produc-to?
¿Dónde guardamos el precio del sentimiento
de satisfacción? ¿Cuál es la moneda de cuenta? ¿Podemos
almacenar un sentimiento actual para ser transado en el
futuro?
Sin hablar del desgaste o del desperdicio de lo creado o
producido, y teniendo en cuenta valores humanos hoy excluidos, el consumo
social inmediato de toda transacción económica y de los elementos económicos
y sociales que se utilizaron podrían darnos un consumo desde lo humano de
muchísimos resultados más que lo simple de los pesos que van o los pesos que
vienen.
Por supuesto que la complejidad del análisis económico
sería aún mayor, pero incuestionablemente sus beneficios también, en
especial el pensamiento económico explotaría hacia un universo jamás
imaginado.
El consumo social inmediato de toda transacción económica
que esté más allá que el intercambio, encontrar un grupo naturalmente
armónico para la actividad individual o en conjunto, por ejemplo, descubrir
un buen administrador o un buen negociador en alguien, y cosas de ese tipo,
son muchas veces infinitamente más importantes que el resultado financiero
de la operación, descubrir que hoy no se considera parte de la
operación o de sus resultados. Este descubrir de un elemento
nuevo que surgió de la misma operatoria realizada no es ponderado ni se lo
tiene en cuenta. Aun si estas variables son campo de trabajo y de estudio de
otras ciencias sociales muy distinto sería si las tomamos vírgenes y las
procesamos por el conocimiento y el saber económico.
¿Cuán errados están los cálculos económicos actuales?
¿Podremos alguna vez perdonarnos los errores conceptuales
y restringidos con los que nos lanzamos a la construcción de un "nuevo
pensamiento humano" como fue el de la economía política?
¿Se podrá calcular el daño social emergente surgido de
semejante desvarío dado por "bueno"?
Algo es cierto, la economía debe mirarnos mucho más y
mucho más profundo de lo que nos ha mirado hasta ahora, debe vernos
en todas nuestras dimensiones y potencialidades, en todas nuestras
calidades y expresiones, en todo lo que somos: seres humanos en toda
nuestra identidad e integridad.