El ser humano se activa en función de dos procesos.
El proceso de creación o creativo.
El proceso de producción o productivo.
Cuando el hombre y/o la mujer se activan están enmarcados
dentro de un determinado campo de libertades e independencias para la
realización del cometido para el cual se activaron.
Definimos a libertad como
La impresión y/o expresión del proceso creativo-productivo
del ser humano sin el condicionamiento del miedo;
Y a independencia como
La expansión del ser humano hasta el límite que le impone
otro ser humano, una idea, una cosa y/o un sistema.
Entonces... Libertad, condicionamiento: el miedo.
Independencia, condicionamiento: límite físico,
intelectual y/o moral.
Son dos coordenadas muy importantes para los nuevos
desarrollos económicos. Desde lo muy personal y subjetivo la mujer y
el hombre se activan con o sin miedos y se mueven hasta dónde pueden y hasta
dónde el entorno los deja ó hasta dónde su propia moral les permite para
conseguir lo suyo.
Desde lo impersonal y objetivo, y desde el entorno
que los rodea, cuando van en busca de realizar algo, aplican su esfuerzo
para satisfacer necesidades específicas insatisfechas movilizándose hasta el
límite de sus capacidades físicas, intelectuales y/o espirituales y hasta el
límite de sus intenciones para con la cosa a satisfacer. Esta visualización
-impersonal y objetiva- es desde la relación que la pareja humana
tiene con su entorno cultural y cívico.
Entendemos por realización:
aquello que es el resultado, concreto y/o abstracto,
de la activación del ser -no necesariamente humano- en función de un
algo idealizado por la necesidad física, intelectual y/o espiritual o por la
simple necesidad ó intención instintiva existencial.
Y definimos sistema, para nuestro
propósito, como un acuerdo tácito de voluntades para aplicar a la
realización de una determinada cosa o como el condicionante de sus formas de
pensar, hablar o actuar.
En el proceso creativo el ser humano -uno
de los infinitos creadores universales- realiza y se realiza con un nivel y
con grados de libertad e independencia muy superiores a los que
utiliza en el proceso de producción. Grados y niveles que en su caso llevan
a que su resultado o realización sean únicos y casi exclusivos y excluyentes
de una repetición igual con otro del mismo tipo, condición y/o calidad.
El ser humano activado en un proceso creativo va
moldeando con esa amplia libertad e independencia, en términos
concretos y/o abstractos, nuevos elementos para incorporar a su universo, y
a la realización de todos, aportando su parte personal y social de
realización individual a través del producido de su creación.
En el proceso productivo el ser humano
recrea una iteración o repetición del mismo patrón de los elementos y de las
variables utilizadas en la producción de una determinada cosa, consiguiendo
así un resultado o un producto igual o similar al final de cada activación.
En el proceso productivo el ser humano, per se, o
por imposición del entorno o de las condiciones de la actividad,
restringe y condiciona su libertad e independencia priorizando en la
relación al producto, a su entorno o al resultado deseado por repetición
sucesiva de esfuerzo. Se subordina y condiciona a las variables o elementos
preestablecidos fuera de él o de ella.
Ahora, si consideramos la situación económica
mundial actual, y nos enfocamos en la diferencia entre estos dos
procesos, vamos a comprender cómo y en qué grado el actual sistema de
producción de elementos nos lleva, y hasta nos arrastra cotidianamente, a
un paroxismo y constricción de nuestras infinitas variables subjetivas
existenciales personales y sociales, y a la imposición de procesos
contranatura, remiendos encubridores de procesos forzados cuyos
objetivos son "la supuesta producción de riqueza de las naciones y de los
pueblos".
Esta, la de la riqueza, es una falacia si
comprobamos y evaluamos los resultados conjuntos obtenidos por el actual
financismo y/o capitalismo comparando realización humana con satisfacción
plena, completa e integral humanas como resultante de esos esfuerzos y
sacrificios en la realización.
La producción de cualquier cosa no aumenta necesariamente
la riqueza ni tampoco es necesariamente útil al ser humano, ni cumple
funciones de satisfacción de necesidades concretas y/o reales para la
comunidad.
El resultado de la actividad humana, cuando no productivo
o no útil ni cuantificable en términos de bienestar social debe ser
considerado como un desperdicio. Actualmente toda producción por ser
producción misma, se cuantifica como riqueza cuando no debería ser así.
El peso real y efectivo que tiene la creación y la
producción debe estar directamente relacionado con la satisfacción de alguna
necesidad humana insatisfecha por consiguiente debe ser útil a la persona.
Las realizaciones deberían funcionar dentro de un rango
mucho más amplio si fueran concretadas con una libertad y una independencia
acordes a las intenciones del creador y de todas sus necesidades de creador
y no a los condicionantes del medio, a los requerimientos del mercado o a
cuestiones exteriores al creador mismo.
El ser humano es, antes que nada, parte del Creador
Universal -entendiendo a esto como lo surgido espontáneamente por
la ley del cambio- y limitarlo y condicionarle su primera
expresión esencial -creación- es literalmente reducirlo a la
condición de cosa y sacarlo de la condición de ser creador. No
hacen falta más explicaciones ya que los resultados de las actuales formas
productivas mundiales y de los rebuscados sistemas financiero/económicos nos
exteriorizan infinitos ejemplos de alienación, enfermedades y
condicionamientos humanos en cualquier tipo de actividad que busquemos, todo
debido a la constricción e insensata retención y condicionamiento del libre
albedrío y de la libre expresión del ser humano íntegro como tal con toda su
miríada de necesidades humanas insatisfechas.
Las máximas satisfacciones que el ser humano recibe al
activarse en los procesos creativos y/o productivos no son "solo" de
tipo económico y/o material, incluso cuando trabaja para satisfacer
necesidades concretas y reales en dónde la resultante de la acción física
y/o intelectual es satisfacer una necesidad concreta, real y física
insatisfecha siempre existen una cantidad de otras necesidades satisfechas
conjuntamente que hacen a su marco íntimo y personal.
En todo el proceso creativo y/o productivo humano
existen, desde su mismo origen, una cantidad infinita de valores
subjetivos de realización de muy difícil cuantificación objetiva y
económica que están ahí acumulados esperando ser satisfechos:
satisfacción social, logro personal, sentido de utilidad, sensación de
rendimiento familiar, etc. que hacen a la esencia del hombre y de la mujer
activados en su trabajo.
Aplicando la premisa: La Necesidad es la Madre de
la Acción le damos al proceso de creación y de producción de
riquezas las máximas posibilidades de una realización integral plena.
El esfuerzo y hasta el sacrificio deben ir orientados a
la satisfacción del conjunto de necesidades humanas y no tan solo del
aprovisionamiento del objeto o producto de satisfacción.
Activar al ser humano sin esta premisa es inhibir el resto de sus
valoraciones subjetivas fundamentales de realización individual y colectiva
por medio de su activación, y así llevarlo, poco a poco, a una condición
de abulia existencial creciente que obliga a utilizar artificios y
artilugios contranatura de la esencia humana para poder mantenerlo en su
función de trabajo y coparticipación en el esfuerzo social y económico,
situación que aliena, desarticula y enferma al mejor, más fuerte y más
dispuesto de los mortales.