Ya presentamos lo que son administraciones
fantasmas: deformaciones creadas por empresas que tienen
universos cautivos de clientes y/o proveedores y que por importarles solo
hacerse con los flujos financieros positivos limpian de obstáculos
administrativos todo ingreso de los mismos y construyen todo tipo de
obstáculos e inconvenientes sobre cualquier tipo de flujo financiero
negativo que intente salir de la empresa, a esto llamamos
administraciones fantasmas.
Esta situación, premeditada y alevosa, afecta a millones
de usuarios que ante un reclamo administrativo no encuentran respuesta o una
solución eficiente y eficaz a su problema de relación. El reclamo se
transforma en drenaje de tiempos, esfuerzos y recursos incalculables para el
cliente donde en la mayoría de los casos llega a afectar el sentido común y
el estado emocional del reclamante, mientras que a la empresa solo le
significa un esfuerzo cerrado y limitado iterativo y automático de costo
ínfimo que jamás altera nada y a nadie y que inclusive tiene "el poder" de
cortar la relación cuándo y en cuánto así lo desee, tirando al cliente a un
vacío absoluto y total.
Los tiempos que "la justicia" universal y humana se toman
para resolver las causas a derecho de los ciudadanos es el mayor de los
maltratos públicos que las comunidades del mundo están sufriendo, en segunda
posición vienen los abusos activos o por defecto de empresas que son
imperios y emporios en la creación y producción de bienes y servicios, y que
en las últimas décadas, ni se ocupan del cliente y ni se ocupan del
servicio, por tenerlos cautivos, enganchados y permanentemente
extorsionados a pagar y a cumplir.
Ni la justicia, ni las organizaciones de consumidores, ni
los defensores públicos pudieron solucionar hasta el momento más que casos
muy puntuales de este tipo de abusos y excesos porque la empresa o
institución que los produce jamás estuvo unificada detrás de
un término que las individualice, hoy sí: son administraciones
fantasmas.
Debemos actuar sobre ellas y desactivarlas.